martes, 25 de septiembre de 2012

El lugar escrito

Su sueño era viajar a aquel lugar mágico, donde las historias recogidas en su mente se burlaban de lo posible, hurgando en lo macabro, lo exótico y paranormal. Ese lugar donde un payaso asediaba a los niños y una tormenta desaparecía a una isla entera. Ese sitio de faros, de bosques y pequeñas bahías, de fríos intensos y miradas gélidas. De asesinos y seres sin nombre. De pequeños que crecen pero siguen siendo prisioneros de sus tormentos. De una búsqueda inalcanzable, hacia una torre que todo lo enlaza. Cada vez que cerraba un nuevo libro, nombraba el sitio en voz alta, como si eso lo predestinara a ese viaje. Es que tarde o temprano se produciría, lo sabía muy bien. Al cerrar los ojos contemplaba un paisaje que conocía como la palma de su propia mano, imposible de confundir. Y al abrirlos, no dudaba en decirlo en voz alta: Iré. Se sentía parte de aquella región del norte, como buen lector de sus historias. Ir sería volver a casa. No sabía en cuál de todos los libros comenzó a sentir pertenencia, y tampoco le importaba. De lo único que estaba seguro, era que aquel era su lugar en el mundo. Cuando se lo comentaba a sus conocidos, estos se reían. ¿Querés conocer a King? Le preguntaban con sorna. Pero él guardaba silencio y sonreía sin resignarse. ¿Conocer a King? ¡A quién se le ocurriría! Ese hombre era tan solo el mensajero. El quería llegar a las entrañas de esa tierra, enterrar sus manos en el fango y encontrar las raíces de su existencia. Y transformarse en un ser más, en un monstruo más de esa geografía, saciar su sed de sangre, esa que lo llamaba tras dar la vuelta a cada página, buscando el final soñado, bajo la lluvia de Maine, en una noche de otoño fatal.

lunes, 17 de septiembre de 2012

El arduo camino del ascenso laboral

Aspiraba el ascenso desde hacía un par de años. El cargo de "jefe" era su meta y al fin lo habían llamado para una entrevista. Razón suficiente para que sintiera una extraña sensación de vértigo en su estómago y tuviese la frente perlada en sudor. La espera en el pasillo de la gerencia había sido devastadora, temía que los nervios le jugaran una mala pasada frente al gerente y durante todo el tiempo se imaginó echando a perder la oportunidad de las formas más ridículas. Al abrirse la puerta y escuchar su apellido todo miedo se disipó.
Se ubicó en una silla vacía, en tanto la figura imponente del otro lado del escritorio lo ignoraba mientras firmaba varios cheques que luego guardó en uno de los cajones. Una vez que terminó con la operatoria, puso su atención en la persona que tenía delante.
- Para el cargo de jefe se necesitan requisitos ineludibles - le advirtió con voz ronca pero segura.
El hombre se revolvió en su asiento, sin poder discernir si aquello era una pregunta o solo la introducción a la entrevista. Decidió aguardar en silencio.
El gerente buscó en otro cajón una carpeta, de la que luego extrajo un formulario.
- Veamos - dijo, mirando al entrevistado a los ojos - Le voy a hacer unas preguntas para poder determinar si es la persona indicada para el puesto.
Se limitó a asentir con la cabeza, al tiempo que silenciaba un carraspeo que quería incomodarlo en aquel crucial momento.
- ¿Sabe usar una planilla de cálculo? - fue la primer pregunta.
- Si, claro. Es decir, sumas, restas, esas cosas.
- ¿Y si se le pide una planilla de mayor complejidad?
- Bueno, le ordenaría a alguien que lo hiciera.
- Muy bien, muy bien. Dígame ¿si alguna persona bajo su responsabilidad cumple bien con su tarea, cómo debería felicitarlo?
- No debo, para eso se le paga. 
- Bien, muy bien. Ahora el caso contrario, una persona bajo su responsabilidad comete una imprudencia y el sector no alcanza un objetivo por su culpa. ¿Cómo procede?
- Con una reprimenda ejemplar, para que todos aprendan la lección.
- ¿Si alguien le reclama un aumento o beneficio?
- Lo ignoro.
- ¿En caso de reclamo colectivo, es decir, de varias personas?
- Fácil, les recuerdo toda la gente sin trabajo que mataría por ocupar sus lugares.
- Finalmente, ¿Buscaminas, Solitario o Carta Blanca?
- Buscaminas, toda la vida.
- Felicitaciones, el puesto en suyo.


miércoles, 12 de septiembre de 2012

La simpleza de la felicidad

Le sonrió al calendario y se abrazó a su suerte. Un año con ella. Era feliz.