miércoles, 18 de diciembre de 2013

Trivial

La encrucijada no le permitía dormir. Desvelado, se metió a su laboratorio. Ahí estaba la máquina, silenciosa, inquietante, concluida. Era su obra maestra, el trabajo de toda su vida. Sin embargo sentía angustia y pánico.
Temía que la utilizaran para regresar con el fin de jugar un número que saldría en la quiniela, o cambiar el regalo de la última Navidad que tanto le disgustó a la madre, soplarse la pregunta que no había sabido en ese examen tan importante o arrepentirse a tiempo de aquel amorío de primavera.
El ser humano era trivial, previsible, un pasajero fugaz en la existencia del universo. Nadie estaba preparado aún para aquel invento. La idea que le hacía eco en la cabeza cobró forma. Provocar el cortocircuito fue fácil. El incendió devoró todo en pocos segundos.
Los asistentes del Dr. Levarov encontraron el lugar calcinado al arribar por la mañana. La máquina del tiempo había quedado reducida a cenizas. El cuerpo de la eminencia científica jamás fue encontrado.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Los tiempos cambian

- ¿Cómo cambian los tiempos, no?
- Y si...
- ¿Te acordás de los juegos de nuestra infancia?
- Ajá. Si.
- ¿Se juega hoy a la "mancha"?
- Poco.
- ¿A "ladrón y policía"?
- Hoy no tiene mucho sentido.
- Claro, no se podría diferenciarlos. ¿Al "ta-te-tí"?
- Solo si hay alguna versión electrónica.
- Claro, yo digo haciendo el dibujo con tiza y... ¿No, cierto?
- No.
- ¿Al fútbol, rellenando esa botella de plástico que tenía forma de pelota, con un pico que se cortaba, transparente?
- No debe venir más.
- ¿A la "tapadita" con las figuritas?
- Ahora son autoadhesivas, no sirven.
- ¡Qué tristeza, Julián! Pensar que los chicos de hoy no se van a divertir como lo hacíamos nosotros.
- Y no...
- Los tiempos cambian.
- Los tiempos cambian.
- Che... ¿Hacemos un Fifa en la Play?
- Y dale, si tu hijo no la usa.
- Se fue con la madre de shopping. Boludeces, viste como es. Andá conectando, que voy a buscar el juego.
- Qué lindo hubiese sido tener una de éstas de pibe ¿no, Tito?
- Sabés qué, no nos sacaba nadie de adelante del televisor.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Desinformantes

Miró a la cámara con gesto adusto, entorno los ojos y lanzó un suspiro: "Esto es el fin".
Las pocas palabras fueron suficientes. La gente, en sus hogares, comenzó la loca tarea de abandonar la ciudad, pregonando al pasar a los desprevenidos vecinos que habían sido tan descuidados de no estar mirando la televisión, que la hora cúlmine estaba al caer.
En las calles la sinrazón se había apoderado de los otroras civilizados ciudadanos. Algunos se golpeaban entre si para tomar provisiones, otros aprovechaban el caos para ganar las rutas y escapar cuanto antes. Podía verse, al cabo de pocos minutos, un número considerable de fallecidos sobre las veredas o el asfalto, producto de las riñas y el vandalismo.
En la pantalla chica, acaparaban ahora el eje de atención las imágenes de lo que ocurría afuera. En los comercios de electrodomésticos, los televisores encendidos mostrando la desidia, eran arrancados de las vitrinas donde estaban exhibidos.
Alguien en el estudio llegó corriendo con un papel en la mano. Ya no importaba la prolijidad. La situación desbordaba cualquier intento de cordura. El conductor, aún con rostro acongojado, le dio una rápida mirada al texto que contenía. Luego, observando de frente a la cámara, esbozó una sonrisa.
- No serían zombies de verdad, sino protagonistas de una publicidad los seres divisados en un campo cercano, avanzando en dirección a la ciudad. Reiteramos, se trataría de una publicidad.
Miró a un lado y al otro, sin dejar de sonreír.
- Vaya broma, ésta. Por suerte ya estamos informados.

domingo, 1 de diciembre de 2013

La teoría de los colectivos

El transporte público, más precisamente los colectivos, fue siempre un tema de reflexión y análisis para el Dr. Glaugges Mijailovinich, hijo de inmigrantes europeos nacido en un pequeño pueblo santafesino, desde el cuál para moverse a otros puntos, necesitaba imperiosamente de los enormes vehículos de pasajeros.
A lo largo de su vida, experiencias en diversas ciudades, unas más grandes, otras más chicas, fue notando que una ida que cruzaba muy seguido su mente, se iba haciendo cada vez más una teoría a estudiar.
Decidido, trazó hipótesis, proyectó un plan meticuloso y peregrinó durante un lustro con un equipo de científicos a lo largo de distintos puntos del país. Finalmente, la investigación fue éxito. La conclusión, determinante. El mundo se paralizó ante las declaraciones de Mijailovinich: "Hemos demostrado que aquella idea primera, forjada en la bronca, en la insensata espera, era la correcta. Hoy puedo afirmar que los colectivos pasan en contradicción al lugar donde lo estemos esperando. Si queremos ir hacia el norte, pasará el colectivo que va hacia el sur. Si queremos ir al este, pasará el que va al oeste.
Y para demostrarlos, el día de la presentación oficial del libro con los resultados de la investigación, citó a medios de comunicación especializados, a colegas y funcionarios a una parada de ómnibus elegida al azar sobre la ruta que une San Nicolás con Villa Constitución.
- Verán que el colectivo que vinimos a esperar en dirección norte, es decir, hacia Rosario, no pasará. Sino que lo hará el otro, en dirección sur.
Cinco minutos, vieron a lo lejos el armatoste amarillo.
Por supuesto, pasó para el lado correcto.