Deplay Duploy era un hombre sin rumbo, que vagaba por el mundo. Supo recorrer los continentes más de una vez. Ya grande decidió poner fin al periplo, refugiándose en una humilde vivienda en el campo argentino. Un periodista se enteró de su historia y lo entrevistó.
- ¿Porque este lugar, en el medio de la nada? preguntó al fin.
El avejentado aventurero sonrió y respondió:
- Toda la vida las estrellas me vieron viajar de un lado a otro, los cielos celestes fueron testigos de mis osadías y los nubarrones me persiguieron sin darme alcance, lo mismo que las tormentas, los vientos, el sol y la luna. Hoy contemplo todo eso serenamente, en la vastedad de este paisaje, sabiéndome su amigo, entregándome a su encanto. Aguardo con calma el momento de volverme parte de él, de fundirme en el aire, de ser libre y poder observar a otros darse cuenta que lo que buscamos, en realidad está siempre cerca nuestro.
martes, 31 de mayo de 2011
El manto allá arriba
sábado, 28 de mayo de 2011
Un sueño - Juan moneda
Un sueño
Tengo un sueño, dijo. Un sueño de éxito y futuro. Pero para ello... No lo dejaron terminar, sabían que seguía a continuación. Lo tildaron de delirante. Pero cierta reina le creyó. Y el tal Colón, finalmente zarpó.
Juan moneda
Juan pedía monedas en la esquina desde que la gente tenía memoria. El día que lo vieron llegar en coche y bien vestido, no creyeron que era el. Aún tampoco lo creen, por más que otra vez está sentado, con sus ropas nuevas, pidiendo monedas en la esquina de siempre.
Textos seleccionados para la antología del III Concurso de Microcuentos "Valladolid Internacional", inéditos aún en el blog.
sábado, 14 de mayo de 2011
Gente ignota: Foucault I
- No se inquiete, monsieur Foucault, que no lo voy a insertar en ningún orificio del cuerpo de su señora esposa.
- Más vale que así sea, doctor, de lo contrario seré yo quien haga estragos con usted y ese aparatito.
- Tranquilo, he llamado estetoscopio a este artilugio de mi invención que tiene la virtud de poder auscultar los latidos del corazón sin humillar el recato de las damas.
- Muy ingenioso, se ve que la ligó por andar oyendo corazones a oreja pelada...
- Y... avatares de la medicina. A propósito, ¿qué nombre le va a poner a este luminoso bebé?
- Jean-Bernard-Léon Foucault.
- Ah, sencillito.
- Muy chistoso. ¿Usted cómo se llama, doc?
- Emmm, René Théophile Hyacinthe Laënnec, pero me dicen Rana.
- ¡Ja! Éste será León, a secas.
1830: -¡Maaaaaaaaaaaa!
- Leoncito, enfant terrible, debes llamarme Mère.
Entre 1835 y 1840: - ¡Maaaaaaaaaaa!
- Leoncito, garçon terrible...
Entre 1840 y 1848: - León, ven aquí, obstinada rata de laboratorio. Sal a la luz, que te quiero presentar a alguien.
Notas:
1819: Nace en París Jean-Bernard-Léon Foucault, hijo de Jean Léon Foucault, un reconocido editor de libros. Me pareció simpático meter aquí a Laënnec, reconocido como el inventor del estetoscopio, que vivía en París en esos días.
1830: Foucault recibió sólo la educación hogareña mientras ayudaba a su padre en el trabajo. Sus padres querían que fuera médico, pero él no estaba muy convencido.
Entre 1835 y 1840: Consiguieron ubicarlo como ayudante del gran Alfred Donné, descubridor de la leucemia y de varias enfermedades relacionadas con el sistema genital femenino. En ese mundo de laboratorio confirmó su interés por la ciencia más básica: la física. Los descubrimientos del primer tercio del siglo XIX lo asombraron y estimularon. Soñaba con encontrar errores en los trabajos de Newton, a quien muchos consideraban iluminado por dios.
Entre 1840 y 1848: Conoce a Fizeau, quien sería su amigo y compañero de desafíos experimentales. Ambos competían en ingenio y se complementaban en sus estudios relacionados con las diversas ramas de la física. Pronto sorprenderían al mundo.
miércoles, 11 de mayo de 2011
Micros por la identidad
Los siguientes son los tres micro relatos publicados en el sitio web "Cuentos y más" Juan José Panno y Mónica Pano, en la convocatoria por la "identidad nacional". El primero de ellos además salió en la edición impresa de Página 12 y Tiempo Argentino. El segundo, también fue publicado en Tiempo Argentino.