domingo, 12 de julio de 2009

Otto e Mezzo

Federico se había quedado sin ideas.
Deambulaba por los cafés de Roma en busca de sus musas seductoras, se paseaba de una mesa a la otra intentando hallar la palabra mágica que lo devolviera al camino de su historia.
La creación se escapaba de sus manos, mientras que la paranoia y las presiones comenzaban a maltratar las arrugas de su frente.
Federico estaba desesperado y agobiado. En un último intento por calmar su presente se dirigió al bar de su entrañable amigo Guido Anselmi, quien lo esperaba como siempre con un Martini Rosso con hielo y algún buen puro que reservaba sólo para su visita.
Luego de los fraternales abrazos obligatorios para la ocasión, los dos compañeros de viaje se sentaron en la última mesa del bar y se contaron su más recientes aciertos y fracasos.
Guido relataba sus conquistas amorosas, sus juegos de seducción y sus tropiezos con Fabiola (la adorada e inalcanzable hija del carnicero del barrio).
Federico se encontraba atónito y desesperado. Debía entregar el guión de su próxima película en menos de una semana y no tenía la más mínima idea de como salir de su bloqueo emocional.
Mientras Guido continuaba relatando sus hazañas con el sexo opuesto, Federico destrozaba las servilletas de papel y las arrojaba al suelo.
En ese instante Guido le tomó una mano a Federico y silenciosamente le dijo: "Amigo mío, ¿que te tiene tan preocupado? ¿Acaso no sabes para que has venido a visitarme?".
Ante esta pregunta Federico levantó la mirada y contestó "No sé a que te refieres estimado Guido, pero no estoy buscando nada en este lugar, simplemente tu compañía para calmar el agobio de estos días".
A todo esto Guido sonrió tiernamente y le confesó a Federico el apellido de su musa cotidiana, asegurándole que eso era lo que él había ido a buscar.

Pasados unos días de aquel encuentro Federico no podía dejar de pensar en aquel misterioso apellido que se repetía una y otra vez frente al espejo: "Asa-Nisi-Masa".

Aquella mañana Federico Fellini entregaba en las oficinas de la productora Cineriz el guión terminado de su gloriosa "Otto e Mezzo".

7 comentarios:

el oso dijo...

Supongo que también se le habrá ocurrido darle Asa Nisi Masa a la Claudita Cardinale tambień... Ups...
Buenísimo, Dieguito, esos momentos que cambian el derrotero de un arte para siempre no podían faltar en tu pluma.
Abrazos

Kutxi dijo...

Realmente muy bueno, me pareció brillante, y aún más el final.

Gracias por compartir tu arte.

Abrazo grande,

Kutxi.

Anónimo dijo...

Encantador texto, gracias por el buen rato.
Tere.

miralunas dijo...

bueno, bueno...me vine a pizpear con la curiosidad de una gata y ....no alcanza con pizpear en mañana de lunes, así ligerito, asi que pasaré mas tarde.... de ronda.
me encantó esto y el atasco y de reojo el hueco del vermis...
entonces: hola, oso!

Taller Literario Kapasulino dijo...

waw! Que increible historia Diego!!! lA verdad es que esta muy buena, y el final te deja con la boca abierta!
Te felicito!

Netomancia dijo...

Dieguito, huyamos todos al bar más cercano para buscar la inspiración que nos hace falta! Bueno, en realidad lo usaremos de pretexto para tomarnos algo.
Muy bueno, como siempre te digo, estos homenajes que hacés son geniales.
Un abrazo.

don carlao dijo...

muy bueno!