miércoles, 24 de marzo de 2010

Los lugares donde morimos

La noche es piecita sola, al fondo del pasillo. El día calle transitada, de rostros desconocidos. Su existencia, efímera miseria de esquina olvidada. El grito a flor de piel, el anuncio repetitivo y las manos sosteniendo el producto de turno.
Sus ojos acostumbrados detectan de antemano a aquel que se detiene y pregunta el precio. Al mediodía sabe de unos pocos pesos que lo acompañan al bar para un vasito de tinto y un tostado de jamón y queso. Al atardecer cuenta las monedas y camina hasta la parada de su colectivo, trastos en brazos, piernas molidas y el sinsabor del día quedando atrás.
La noche de piecita, acostado sobre el viejo colchón, ni siquiera sábanas, apenas el calzón. Mirando el techo sin pensar en nada, ausente con olor al vino de la botella a medio vaciar que a un lado de la cama aguardaba su despertar.
Con el sol pegando fuerte a través de la ventana sin persianas, el sueño asume su final. Se obliga a ponerse de pie, a vestir las pilchas de siempre, buscar sus cosas y salir al pasillo para enfrentar la vida una vez más.
Camina pensando en que es viernes y el sábado pronto está al llegar. La cancha, el partido, el vino en la tribuna, los cantos y el abrazo si hay gol. El día por el que vale la pena seguir pronto será y sin pensar en más, detiene el colectivo que una vez más lo llevará a la esquina de su vida, al lugar donde cada día muere un poco más.

9 comentarios:

SIL dijo...

Alguna vez alguien me dijo muy sabiamente,
que los seres humanos nacemos conociendo que vamos a morir, y que cada día que pasa, estamos más cerca del cadáver que seremos...

Pero hay vidas tan duras, y penas tan grandes, que aceleran ese proceso natural e inevitable.

Tan triste como cierto el relato de hoy , Netuzz...

Abrazo más que grande, Hermanito.


SIL

Con tinta violeta dijo...

Ah Neto, que real y que bien contado. Cuanta gente vive de esta forma y se acerca a la muerte cada día. Duele pensar en el poco consuelo que le queda: el partido del sábado, el vaso de vino, cantar gol...es triste, duro y sucede cada día, aunque a veces vayamos tan rápido que los convirtamos en "invisibles".
Tu lo has rescatado de la invisibilidad.
Besos.
Paloma

Anónimo dijo...

Neto que bien retratado está toda esta semblanza triste de nuestra condición humana, a veces efímera y sin sentido, agobiante y solitaria...
impecable!

Netomancia dijo...

Doña Sil, la muerte es un proceso natural que muchas veces intentamos analizar en forma sobrenatural, sin embargo se remite a algo sencillo al que inevitablemente nos acercamos día a día. Claro, si de ahí hacemos un drama, el problema es de uno jaja. Saludos!

Doña Tinta, los consuelos, aquellas cosas a las que nos aferramos diariamente, como el trabajo, los amigos, la familia, en este caso, este personaje tenía muy pocas cosas a las que asirse, por eso es la tristeza, el vacío. Saludos!

Dieguito, si, sin sentido y efímera, por eso intentamos hacer de todo un poco, para que no sea justamente así. La rutina nos acerca al vacío de este ser. Un abrazo!

el oso dijo...

Buenas... volviendo una vez más...

Este relatito me resulta maravilloso. Se parece tanto a algunas de las cosas que uno delira acerca de la vida, cuando filosofa mate en mano mirando para adentro.
Este personaje es la versión más descarnada de lo que vive cada día cualquier ser humano.
Insisto en que es maravilloso, como esos grandes relatos encerrados en pequeños textos, que de dos pinceladas te cuentan la historia humana.
Un abrazo enorme.

Felipe R. Avila dijo...

Excelente,como siempre, querido y admirado Ernesto.

La Tomata dijo...

QUE GENIAL!!!! GENIALL!!!! Me encanto este pequeño relato, mas de una vez he pensado que realmene no toda la historia ha sido tan solemne como esta contada, creo que la gente en aquellos tiempos debe haber tenido un poco de humor y no todos hablando con propiedad y con las caras largas... La verdad que es genial!!!!

Saludos!!!

La Tomata dijo...

Me confundi... Este coment era para el ultimo post...! Perdones!!

gustavo dijo...

Muy buen relato. Buena descripción de un laburante ambulante y esa ilusión de la tribuna. Abrazo