sábado, 2 de octubre de 2010

Gente ignota: Buridán III (la fin)

Dios existe.
Ni la proposición anterior ni ésta son ciertas.
Paradoja de Buridán
1340: - ¡Así lo queríamos agarrar, con las manos en la masa!
- Cocino mi propio pan con la ayuda del joven Nicolás de Oresme ¿alguna pregunta?
- ¿Con que ridiculizando al maestro Guillermo..?
- Eso jamás. Que no comparta con él todas sus conclusiones no...
- ¡Basta! Ahi va la pregunta, ¡Agárrese!
- No pregunto cuántas son sino que vayan saliendo...
- Extraña expresión, maestro Jean.
- Vomiten de una vez su pregunta envenenada a riesgo de que si no lo hacen mueran por morderse la lengua.
- Bien, estemmm (¿Dónde dejaste el papelito, René?)
- (Acá está, Carlos...)
- Bien, ahí va... Tu dices que todos poseemos libre albedrío...
- Así es...
- Y que ponderamos nuestras decisiones a través de la razón...
- Así es...
- Entonces un asno al borde de la muerte por hambre y sed, teniendo que decidir entre un cubo con agua y un montón de heno no sabrá qué elegir primero y morirá de hambre y sed...
- Simplifica, Carlos, usa la navaja del maestro Guillermo.
- ¿Lo mato, René? -
- No, infeliz, te pido que simplifiques...
- Bue... si le gusta más, un asno al borde de la muerte por hambre, teniendo que decidir entre dos montones de heno que estén a la misma distancia perecerá, ya que no hay elementos racionales que permitan hacerlo. ¿Adónde está la libertad, dijo Pappo?
- ...
- ¡¡Ahh, se quedó catatónico!! !Juaaaaaaaaaa, no tiene argumentos..!
- Creo que el joven Nicolás tiene algo que decir.
- Seré todo lo breve que pueda, maestros. Por un lado, la paradoja del burro ya la planteó al gran Aristóteles con perros, pero lo similar elige a lo similar...
- ¿...?
- Por otro lado, el hombre es un ser racional, pero no sólo racional. Valor, voluntad, azar son términos misteriosamente asociados a lo que somos. Sabemos demasiado poco de nosotros, por más que Tomás de Aquino haya querido repensar todo lo que Aristóteles escribió sobre todas las cosas.
- ¿Y?
- ¡Uy, creo que dejé la leche sobre las brasas, Carlos!
- ¡Arrevuá! (Rajemos, René)

1342: - Maestro Jean...
- Dime, genial Nicolás, que postulas que la Tierra revoluciona en torno al Sol con argumentos más convincentes que los opuestos...
- Tengo noticias.
- ¿Alguna nueva dama de la alta sociedad que, ejem,  me requiera como maestro?
- No precisamente, es cosa del pasado que se hace presente en nuevas formas. ¿Recuerda usted la esposa del zapatero alemán?
- ¡Faaaa, cómo no recordarla, una hembra notable! Recuerdo habérsela ganado en furiosa disputa al obispo Pierre Roger de Beaumont...
- Exacto.
 - ¿Te he contado que a ese Pierre le rajé el cráneo como a una sandía, con un zapato de la dama en disputa? ¿Y que la misma se otorgó como trofeo al vencedor, ejem, yo en este caso..?
- ¿Supo algo más de él?
- Nada, ¿por?
- Bien, gracias a usted es el nuevo papa Clemente VI.
- ¡Qué?! ¿Papa? ¿Gracias a mí?
- Parece ser que su zapatazo operó extrañamente en la cabeza de Beaumont, otorgándole una memoria sobrenatural. Tan milagrosa parece su memoria, que los cardenales no dudaron en elegirlo papa.
- ¡Caiga el gran castigo sobre mí, si es mi culpa la de haber ayudado a que éste simoníaco rufián llegue al trono de Pedro! Y todo por la estúpida mujer de ese cornudo alemán que... ¡la pucha que estaba buena la rubia!

1349: - La peste está asolando Europa, maestro.
- ¡Pamplinas! Es cosa de milaneses mugrientos lleno de ratas.
- ¿Diría lo mismo si le hago saber que su maestro Guillermo ha muerto a causa de ella?
- ¡Glup! Diría que consigas varios gatos, vete ya.
- Voy maestro.
- De los otros, esos de cuatro patas y bigotes, recuérdalo.

1358: - Mi amado maestro del arte del movimiento, enséñame una vez más la cuestión del ímpetus...
- Querida dama, me da escalofríos esta torre; se corren rumores de que las reinas engañan aquí a sus maridos.
- Es cierto, las leyendas de la torre de Neslé han llegado a todos los oídos.
- Es hora de irnos entonces...
- Soy la reina, de tu lado no me moveré ni aunque el mismísimo rey se apersonase.
¡Toc, toc!
- Amada mía, ¿estás aquí?
- Glup.
- Rápido, Jean, métete en esta bolsa de arpillera.
- Mi hermosa dama, me esperas desnuda, con la luna bañando tu piel.
- Eh, sí... Estaba por arrojar esta bolsa de basura al Sena para acondicionar mejor este piso para nuestro amor.
- (¡Grap!)
- Déjame ayudarte, amada mía... ¡Ufff, cuánto pesa!
- Está llena de libros viejos...
- Ah, ¡ahí va! Y que el Sena se encargue de esta basura mientras yo de tu belleza.

1361: - Alumnos, cumplido el plazo de tres años sin noticias fehacientes del maestro Jean...
- ¡Está en Viena, ha fundado la universidad!
- ¡Ha ido a enseñar a Alemania!
- Se recluyó para seguir escribiendo...
- Quería decirles que si lo damos por muerto su salario será repartido entre los mejores candidatos a maestros.
- ¡Ah, entonces era cierto que murió ahogado en el Sena!

FIN

Notas
1340: Los occamistas comienzan a oponerse a las enseñanzas de Buridán. Posteriormente en la década de 1370 lograrán que sus libros figuren en el Index prohibido.

1342: Es elegido papa Beumont rival de amoríos de Buridán.

1349: Muere Guillermo de Occam a causa de la peste bubónica que termina matando la tercera parte de los habitantes de Europa.

1358: Se tienen las últimas noticias de la vida de Buridán, presuntamente implicado en amoríos con la reina. Alejandro Dumas escribió luego una obra teatral mezclando protagonistas y tiempos ya que sitúa el acontecimiento en 1315 cuando Buridán era muy joven aún, esto es debido a que la fecha de nacimiento de nuestro personaje se precisó mucho más tarde. En la texto de Dumas, la reina Margarita de Borgoña engañaba a Luis X con Buridán.

1361: La universidad decide repartir el estipendio de Buridán entre los aspirantes.

5 comentarios:

SIL dijo...

Priii ...
:P

Excelente final para la saga.
No estoy segura de que exista el libre albedrío ni Dios, estoy convencida de que lo único que existe es la imposibilidad de resolver tal paradoja.
Si el perro aristotélico y el burro buridaneano no pudieron, menos podrá el hombre solucionar el problema.

Cierre ajedrecístico
(temático al autor y al texto)
Comerse a la Reina conlleva su minuto de gloria pero implica algunos riesgos...

Besos mil

SIL

Con tinta violeta dijo...

Felicidades Oso por el cierra de esta magnífica historia...
Pobre Buridán...esos amoríos de altos vuelos...ya se sabe...la caída nunca es suave...ja,ja. Pero al menos seguro que disfrutó su vida entre amores y enseñanzas.
Abrazos maestro!!!

Netomancia dijo...

Oso, lo suyo es fantástico, enseña y divierte y todo al mismo precio. Talento pocas veces reconocido ese. Genial, como cada entrega. Me lo veo cayendo al pobre Buridan hasta el Sena, ahogando sus penas.
Abrazo!

Anónimo dijo...

repartan, repartan que hay conocimientos pa´todos por acá! jaja! que grande Oso!

Felipe R. Avila dijo...

Señor Oso:
¡Excelente!
Le pido que escriba sobre 4 o 5 personajes mas y le prometo que armamos un libro y se lo editamos.
Por supuesto, el título sería:"Gente Ignota"
¿No le parece?
Un abrazo,
ya veo el libro con la introducción de Netomancia y de algún profesor muy junado de Historia Universal...
¡Ya se lo estoy produciendo,che!