Esa mañana despertó sintiéndose un origami. Plegado y armonioso, salió al balcón. Sus dobleces brillaron al sol. Vecinos de otros edificios lo miraron con recelo y marcada envidia. Aquello lo llenó de orgullo. Más aún cuando se hizo visible el fracaso de algunos de estos, que intentando opacarlo se arrojaron al vacío pretendiendo ser aviones de papel, sin lograr, sin embargo, su cometido.
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Hace 4 meses
4 comentarios:
Sólo se puede volar dando destellos, cuando nos liberamos del lastre de la soberbia humana.
Abrazo neto, Neto.
SIL
Doña Sil, ser origami no es pa´cualquiera, ojo al piojo. :)
Saludos!!!
Es que a veces ese espíritu de competencia se vuelve en contra para algunos orgullosos, ja!
Muy bueno!
Besos!
Doña Tinta, asi es, y así les va jaja. Gracias! Saludos!
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