El primer ladrillo de la obra desató la alegría del flamante matrimonio. El sueño era la casa propia, pero conocían sus limitaciones financieras. No les importaba que demoraran años en construirla. Tenían paciencia.
Fue su quinto nieto el que les preguntó por aquellas paredes a medio construir en el terreno del otro lado de la calle. Ellos, entre risas, narraron al pequeño el antiguo sueño de la casa propia.
Desde que habían usurpado la casa de enfrente, aquel gastadero de plata les pareció la más grande ridiculez que se les había ocurrido.
La muñeca
-
Nos mudamos varias veces a lo largo de mi infancia y adolescencia, pero no
fue hasta esa ocasión en la que nos íbamos a casa de la abuela, tras la
muert...
Hace 7 horas
1 comentario:
Jajajajajaja
ja
;)
No es fácil construir, Netito...
¡no es fácil !
Abrazo
Publicar un comentario