Una idea se posó sobre mi cabeza. Aleteaba y zumbaba enloquecidamente; por momentos me hacía cosquillas, por momentos me irritaba.
Terminó por fastidiarme. No dejaba que me concentrara en un nuevo relato. Sin vacilar la aplasté con la palma de la mano.
Otra vez en paz me arrojé sobre la hoja en blanco, que tanto trabajo me estaba dando esa mañana.
La muñeca
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Nos mudamos varias veces a lo largo de mi infancia y adolescencia, pero no
fue hasta esa ocasión en la que nos íbamos a casa de la abuela, tras la
muert...
Hace 1 semana
2 comentarios:
Maravilloso!!!!
=D
Un abrazo.
SIL
Conozco esa sensación
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