En la plaza hay mañanas soleadas y otras no tanto. Palomas amigables y otras que escapan al sonido del hombre.
Los canteros vomitan flores blancas y en cada árbol, muere un amor o esperanza.
Los bancos desiertos y el césped aún mártir por el rocío nocturno.
La soledad pasea su traje de gala, sin aceptar críticas ni consejos. Y en el trajín de la aceptable realidad, el placero descubre a cada paso un nuevo daño perpetrado por malvivientes de la noche.
Se resigna, como cada mañana.
Y no le asombra entonces, en el viejo roble vecino a la fuente de agua encontrar a esa joven ahorcada. Y sigue barriendo las hojas, antes que el viento se las espante.
Freddie y el futuro
-
Cuando interactué por primera vez con una IA avanzada, en un chat, me
sorprendí. Durante días me asombraba más y más, hasta que, como con todo lo
nuevo, se...
Hace 4 meses
3 comentarios:
Impresionante, Neto. Así son los horrores cotidianos experimentados por sus personajes. Una delicia para cualquier lector.
Se me atragantó el café con leche.
Ahora sí: sos un genio.
UN SALUDO INMENSO Y MI ADMIRACIÓN.
muy buena tu Tristeza de Plaza, es cierto que hay mañanas soleadas y otras no tanto. Y a veces todos seguimos barriendo ante la tragedia que le acaece a otro.
Abrazo
Gustavo
Te invito a visitar mi blog
www.gustavocrestanarrador.blogspot.com
Publicar un comentario