viernes, 13 de abril de 2012

Tenés que hacer algo Nelly

Y eso que se lo advertí varias veces a la Nelly. Le dije, lo recuerdo bien clarito, "tenés que hacer algo Nelluy, son muchas horas delante de la computadora". Al Matías apenas si lo dejo una o dos horas, después lo echo al patio o a la calle, para que respire aire libre, juegue a la pelota o lo que sea, pero afuera, no encerrado en la casa. En cambio el Hugo, madre mía el Hugo, creo que en los últimos tres años apenas si vio la luz del sol. Salvo para ir a la escuela, el Hugo no salió nunca en este tiempo de la casa. Le pregunto a ella: "¿Y que hace Nelly?". Juega en la compu, me respondió cada una de las veces la Nelly, resignada.
Parece mentira, casi como una bruja le dije una vez: "Va a llegar un día que no lo puedas sacar de la pieza". La Nelly se me reía, jactándose de inmediato que llegado el momento, con un grito arreglaba todo. Pobre, que ilusa...
Acerté en la premonición, aunque no en el sentido que lo pensaba entonces. Es verdad, al Hugo no hay forma de sacarlo de su habitación, pero no porque no quiera, sino porque no puede. Se puso tan obeso en las vacaciones, que al tener que volver a la escuela descubrieron que no salía por la puerta. Y una saca cuentas, no hay muchos misterios, fueron tres meses encerrado en su pieza del primer piso, jugando a los videojuegos, comiendo porquerías, sin hacer ejercicios.
La escucho a la Nelly chillar, a pesar que la pared que da a su casa es de treinta. Está desesperada pobre mujer, los bomberos amenazaron con romper una de las paredes y luego usar un sistema de poleas para bajarlo a la planta baja. En la calle está medio barrio. La curiosidad carcome a todos. Y sin embargo aquí me tienen, en la cocina de mi casa, espiando de vez en cuando por la ventana, pero sin animarme a salir. ¿Se imaginan estar en la situación de la Nelly? Válgame Dios. Por eso no me arrepiento de agarrar cada tarde de la oreja al Matías y arrojarlo al patio, como si fuese una mascota que se ha portado mal.
Es horrible, también escucho al Hugo que le grita a la madre, casi al borde de un ataque de nervios. Intento no escuchar, pero es imposible: "Esperá mamá, decile que aguanten un toque, que estoy en el último nivel y en cualquier momento llega el jefe final".
Pobre Nelly, pobre Nelly...

4 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

Es que hay muchos tipos de adicciones...un chaval tiene que ir a la calle y ver mundo...
Pobre Nelly...
Besos!

SIL dijo...

Versión informatizada de PECADOS CAPITALES... glup...


Por suerte le doy duro al tereré con Tang diet, si no... termino igual que Hugo :/


Abrazo grande.

el oso dijo...

El que está libre de pecado que enfríe la primera silla...

Anónimo dijo...

Gran texto, para reflexionar sobre los excesos de estas pantallitas con teclado, consolas, y comandos.

Saludos