lunes, 27 de mayo de 2013

Amigas de shopping

Cierto día, Analía y Laura salieron de compras. Más allá de los gustos diferentes, coincidieron en el sitio donde gastar el dinero.
El shopping tenía tres pisos y al menos, seis escaleras eléctricas. Pero lo más importante era que estaban todas las marcas de moda.
Analía buscó vestidos de noche y zapatos de taco alto. Se probó al menos cien vestidos, pero compró cinco. Con los zapatos hizo lo mismo. Más de una vendedora la miró con mala cara y su amiga se lo reprochó.
Laura, en cambio, no dio tantas vueltas. Fue muy resuelta a la hora de elegir lo que quería. Al final del día llevaba en sus manos bolsas de diez comercios distintos. Y dentro de las mismas, desde pantalones a remeras, un par de bikinis y ropa interior.
Regresaron juntas en un taxi. La primera en bajarse fue Analía. Laura se despidió y continuó viaje, pero a las dos cuadras le pidió al taxista que la llevara de nuevo al shopping.
Ya sin su amiga, se probó cien vestidos para comprar solo uno e hizo lo mismo con los zapatos, para quedarse con un par. Satisfecha, volvió a su casa.

martes, 14 de mayo de 2013

Nuevo virus

En las noticias la información ocupa todos los espacios. La mayoría de los programas de televisión hablan de lo mismo. Las tapas de los diarios y sus páginas internas, se ocupan del tema. En las radios, ocurre algo similar. En internet, no se habla de otra cosa.
En tanto, en las calles desiertas, el silencio es atroz. De vez en cuando una ventana se abre y alguien espía hacia afuera. O pasa un coche, raudo, escapando a las posibilidades y rompiendo la monotonía. Los cuchicheos son paredes adentro, con voz temerosa, angustiada. Nadie tiene respuestas, solo el temor instalado.
El nuevo virus paralizó el planeta. Todos evitan el contacto, ninguna persona sale a conversar con otra. La tecnología lo permite, el miedo lo ampara.
Al menos, hasta que alguien hable de esperanza o un laboratorio haga un mea culpa.

martes, 7 de mayo de 2013

Alienación

Decidió, en un acto impulsivo, abandonar la sociedad. Se despojó de sus bienes materiales, incluso la casa, y con muy poco, se internó en el bosque. Regresó a los tres días. En el bosque no tenía donde cargar su smartphone.