miércoles, 29 de enero de 2014

Crisis existencial

Qué tremendo ese instante en que nuestra mente se hace la pregunta que no esperábamos pero que de alguna manera, tanto temíamos. Ese momento en que nos asalta el interrogante breve pero certero, que nos desestabiliza como un terremoto, cuando nos formulamos el ¿Quién soy? ¿Qué se puede esperar de mí? Pero Adrián, en lugar de amilanarse, sacó pecho. Miró hacia un lado y otro, cruzó la calle y se metió en un cyber. Los existencialistas tienen dudas. Adrián sabía que podía contar con Google.

domingo, 19 de enero de 2014

Pascual, el abatido

Pascual se veía abatido. La pose no lo acompañaba. Sentado en un banco de madera, la espalda encorvada hacia delante, las manos en la cabeza y la mirada puesta en el suelo, más precisamente, en el espacio entre un pie y el otro. Así lo encontró su amigo Herminio mientras caminaba por la plaza.
- ¿Qué te pasa Pascual? ¿Te llegó la cuenta de la luz?
- Si fuera eso nomás...
- ¿Qué te pasa?
- Tuve una revelación. Es difícil de explicar. Pero supe cuál es mi misión en la vida.
- ¡La pucha! ¿Y cuál es?
- Ser Pascual, ser yo mismo. No te das una idea de lo difícil que es eso en el mundo que vivimos.
- Mejor no saber nada de eso y ser lo que otros quieren. Menos problemas - reflexionó su amigo, que luego de darle una palmadita en la espalda, se alejó silbando. No fuera cosa que le contagiara la revelación.

lunes, 13 de enero de 2014

El hombre que salió del clóset

La noticia se propagó como reguero de pólvora. En el barrio todos hablaban de Ricardo, el carnicero, del que decían, había salido del clóset.
Hablaban de su valentía, de su decisión, de su masculinidad, de cómo lo verían ahora al pararse frente al mostrador y la sierra y pedir un corte de carne.
El único ofuscado por la noticia, hasta podría decirse, furioso, era Ismael. No era para menos. El clóset del que había salido era el suyo, y aquello había ocurrido al regresar un día antes de lo previso, de un viaje de negocios.
Ahora Irma, su mujer, se estaba mudando a lo del carnicero. Y mientras tanto, el barrio no paraba de hablar.

jueves, 9 de enero de 2014

Sueño encriptado

Carlos se soñó despertando en una realidad donde para iniciar el día, había que poner una contraseña. Pero ponía la clave que creía correcta y unas enormes letras lo rodeaban, indicándole violentamente que el usuario o contraseña era inválido.
Probó dos, tres, cuatro veces. A la quinta, el mensaje fue otro: El día ha sido bloqueado. Y por más que lo intentó, Carlos no pudo salir del sueño y retomar su vida.

sábado, 4 de enero de 2014

Por culpa del GPS

Había leído sobre gente que se perdía siguiendo las indicaciones del GPS, algunos incluso haciendo trayecto de miles de kilómetros. Pero aquello era inadmisible, o mejor dicho, imposible. Había llegado a su casa, pero las rejas negras no estaban, ni la planta alta, ni siquiera la vereda tal como la recordaba. Aquello era apenas una edificación en ciernes, sobre una calle de tierra. Un hombre que se parecía a su padre, colocaba una cerca de madera, pero se detuvo al verlo perdido.
- ¿Se ha extraviado, joven? - le preguntó.
Pero no le contestó. Puso primera, segunda y tercera en menos de veinte metros. Le temblaban las piernas y creía que estaba a punto de llorar. Al doblar a la esquina, la calle fue la esperada, con las marquesinas decoradas por las fiestas, la gente caminando raudamente por las veredas y su mujer esperándolo en una esquina.
- ¿Por qué te demoraste tanto? Te dije que compraba los corpiños y salía - le recriminó ella mientras se metía en el auto.
- Es que probé el GPS y me perdí.
- ¿En la ciudad? Sos el colmo vos. ¿Para dónde fuiste?
- Eso es lo que quisiera saber, Eugenia, eso es lo que quisiera saber.