viernes, 26 de noviembre de 2010

Esto es verdad

La habilidad de la mentira no es algo que se aprende de la noche a la mañana. Requiere de mucha práctica, imaginación y rapidez. No miente el que quiere, sino el que sabe. Y aquellos mentirosos que se pueden jactar de ser infalibles, mienten.
Durante años muchos mentirosos procuran en vano mejorar sus tácticas a la hora de mentir. Perfeccionar los gestos, la tonalidad de la voz, el movimiento del cuerpo. La mentira, en definitiva, se convierte en un arte. Pero como todo arte es subjetivo, la mentira no tiene la dimensión esperada y por lo tanto, todo resultado es mentiroso.
Si a esto le sumamos que la verdad ha perdido con los siglos su real significado, lo verdadero se torna entonces mentiroso pero jamás, podría decirse, que lo mentiroso puede llegar a tener ribetes de algo cierto. Y si bien parece un trabalenguas intelectual, algunos conjeturan que mentira y verdad son, al final de cuentas, la misma cosa.
Claro que no todos están de acuerdo. Sin embargo, es probable que mientan al tomar una postura. Por lo tanto, aquello no es definitivo. Y si bien se han realizado diversos simposios sobre el tema de la mentira, verdaderamente es falso, porque los mismos fueron organizados en forma mentirosa y aquellos que asistieron se encontraron que era todo una mentira, aunque tampoco es verdad que existen esos testimonios, ya que la veracidad de los mentirosos es difícil de apreciar, por lo que se supone que todo dicho sobre el tema, es una mentira.
De todas formas, no hay nada cierto en esto. Ni siquiera la primera oración de este texto. Ni siquiera nosotros sabemos cuanto mentimos por el simple hecho de desconocer la totalidad de las verdades. Y ante la ausencia de las mismas, lo que queda es un vacío general que llenamos con ficciones. Todo es una mentira, una falacia, un engaño... un cuento.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Hombre moderno

Busca lo mejor, claro que si. El mundo está hecho para él. Aquella computadora, aquel televisor. El LCD, el dvd con grabador. Compra, paga y lo hace llevar. A la semana volverá a pasar, porque habrá algo nuevo para encontrar. Es la vorágine actual, es lo que dicen al pasar. Es lo que escucha al trabajar. Es lo que pide la gente que vota para gobernar. Es la vida del hombre moderno, el hombre como él. Y entonces, así, la rueda no para de girar.
Son miles, son millones, mientras el mundo de desmorona alrededor. Pero el hombre moderno es así. Y parece estar bien.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Las luces de Arnulfo

La pirotecnia estallaba con júbilo en el patio trasero, despertando las risas de los pequeños y las quejas de los más grandes. Pero el tío Arnulfo no hacía caso a estas últimas y preparaba un nuevo arsenal de luces y ruidos.
De tanto en tanto miraba a su sobrino, el del cumpleaños. Le sonreía para despertar el mismo gesto en el chico y cuando este se producía, vaya regocijo que era para su corazón. Pobrecito Jacinto, tan chiquito y encadenado a esa silla de ruedas.
Entonces su arsenal cobraba vida y el mundo de sonidos y colores enloquecía de felicidad a Jacinto, que olvidaba su prisión y se sentía una luz recortándose en el cielo. Su sonrisa, entonces, iluminaba al mundo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Epitafio

El hombre la miró, con semblante frío como el granito que vendía y le dijo: "Con este dinero, tan solo siete".
Matilde tomó la pluma y no lo pensó dos veces.
“Alfonso García, esposo infiel pero también cornudo”.
Con una sonrisa anunció que había terminado.

sábado, 6 de noviembre de 2010

A oscuras

En el último vestigio de la tormenta, la vivienda quedó a oscuras. Los niños se acurrucaron contra la madre, en tanto el padre bajó las escaleras para revisar las llaves térmicas de la casa.
Cuando llegó al lugar, vio que el corte de energía era en toda la calle. Tenía la ventana a un metro de distancia y no se veía nada hacia afuera.
De todos modos subió y bajó la llave, sabiendo de antemano que no tendría suerte. Buscó en un cajón una linterna y caminó escaleras arriba. Sin embargo a mitad de camino detuvo su andar. Alguien golpeaba la puerta.
Dudó entre volver y atender o seguir los peldaños hasta el primer piso. Decidió atender. Con la linterna iluminó hacia el exterior, por la ventana. El débil haz apenas si dejó entrever el camino del patio delantero de la casa.
¿Realmente había escuchado los golpes? ¿O serían producto de la mezcla de su imaginación con el viento? Llevó su mano al picaporte y lo giró. Estaba la cerradura con llave. Buscó la misma alrededor, pero no pudo encontrarla. Supuso que su mujer la había guardado en alguna parte, ahora oculta bajo el manto de oscuridad que reinaba en la planta baja y en toda la casa.
Desde arriba oyó la voz de su mujer, preguntando si estaba todo bien. Iba a responder que si cuando escuchó otra vez los golpes, ahora en la puerta de la cocina, que daba al patio. Corrió hacia allí, tropezando con una silla en el camino. Cayó al suelo, pero se puso de pie al mismo tiempo que su mujer, preocupada por el ruido de la caída, comenzaba a bajar por la escalera.
El rostro del hombre se contrajo de miedo. La puerta ya estaba abierta al llegar a la cocina. Pensó en su familia y giró para subir al primer piso. Chocó de frente contra alguien. Amagó a arrojar un puñetazo, pero el gemido de su mujer, aturdida por el golpe, lo detuvo.
Pronunció su nombre, casi con recelo. Si, era ella. Era su voz, agitada. Desde el primer piso llegaron quejidos. Ambos se pusieron de pie de inmediato y casi empujándose, subieron las escaleras. El cuarto estaba vacío. Los niños no estaban. A través de la ventana un relámpago iluminó la habitación.
Proveniente de abajo, les llegó el sonido de un portazo. Corrieron hacia la planta baja, al borde de las lágrimas. La puerta de entrada se golpeaba una y otra vez contra el marco, debido al viento que la azotaba.
Sobre el camino delantero de la vivienda, a pesar de los charcos de agua, las pisadas de dos enormes zapatos y cuatro zapatillas pequeñas eran ineludibles. Abrazados, los padres ahogaron el grito, mientras la lluvia arreciaba demencialmente.
Una risa muy lejana sentenció la historia, al mismo tiempo que la energía eléctrica devolvía la luz a la calle y a las viviendas de aquel siempre tranquilo barrio de la ciudad.

lunes, 1 de noviembre de 2010

El buzón

Señor, si me permite, tengo aquí lo último en tecnología, lo que usted estaba necesitando, sin hacerle perder mucho de su valioso tiempo, le voy a presentar el aparato que le cambiará la vida Qué digo le cambiará, eso es poco, dignificará su existir, eso mismo, usted se verá elevado ante tremendo invento, que, después que escuche todo lo que le voy a enumerar, sin dudas, será suyo. Pero espere, no me pregunte aún el precio, no señor, espere. Porque primero le tengo que decir que el aparato está garantizado y ¿qué significa eso? se preguntará, significa que si no cumple con sus expectativas le reintegraremos el dinero y no solo eso, sino que además le regalaremos otro, para que lo pruebe otra vez, ya que es posible que le queden dudas del primer uso. Le advierto, eso si, esta tecnología se puede convertir en un vicio, por eso mismo le haremos entrega con la compra de un manual sobre el uso y abuso de las nuevas tecnologías en los tiempos que corren, que viene además con una folletería imperdible, única, por la que cualquier hijo de vecino pagaría una fortuna pero que sin embargo a usted se lo dejaremos a un módico precio, todo porque se ha decidido a comprarnos nuestro último producto en el mercado, que está revolucionando los hogares del país y del mundo y que ha ganado todos los premios tecnológicos en el último año, como usted muy bien pudo haber visto y escuchado en los canales de cable. No se preocupe si su bolsillo no está preparado para un importe en efectivo, porque aceptamos todo tipo de financiamiento con la cuota de interés más baja del mercado, sin contar los beneficios que esto traería para usted, porque déjeme decirle que una vez que haya recibido nuestro primer resumen, podrá tener en su vivienda mes a mes todas las promociones existentes y por existir, con los productos que usted soñó toda la vida y más, mucho más, porque solo nosotros tenemos aquello por lo el mundo ha querido hasta este momento, porque somos revolucionarios, visionarios y mucho más. Señor, lo veo allí parado y con los ojitos brillantes, por favor, aquí tiene, firme aquí y acá, eso eso, ponga aquí el número de su tarjeta, bien, y por supuesto, claro, no olvide la dirección, así le enviamos el último invento tecnológico del mercado, al que acompañaremos y he aquí una sorpresa, con un kit de repuestos y embalaje especial, todo al mismo precio, con apenas un adicional por el servicio de entrega puerta a puerta, si, no me diga nada, se que está emocionado, que está feliz. Y ahora, que ya es un afortunado adjudicatario de nuestro producto, no lo molesto más, dejo que siga con su rutina diaria y se prepare para disfrutar, que digo disfrutar, vivir al extremo con placer lo que ha comprado, que le será entregado en un período máximo de setenta y dos horas tras las cuales usted podrá llamar reclamando a este teléfono o bien, enviando un correo electrónico a la dirección que figura en este papelito que le estoy dando. Sin más y no sin antes felicitarlo, lo saludo, ha sido muy gentil y espero poder verlo en otra ocasión.