miércoles, 29 de abril de 2009

Galileo, fígaro IV (Mamma mía let me go...)


1616: - Galileo, hijo de la santa madre iglesia y hermano en la fe, vivimos un tiempo turbio donde se abren grietas en el edificio de la fe colándose el humo del demonio de la herejía. Muchos intentan convencer al pueblo indocto de doctrinas contrarias a la revelación y la fe desde los heréticos Lutero y Calvino. ¡Sean anatematizados!
- Su eminencia Cardenal Bellarmino, hermanos dominicos, ilustrados señores, sepan que: ¡Sí!
- ¿Sí qué, Galileo?
- Sí, sí, eminencia...
- Galileo, así no llegamos a ningún lado.
- ¿Adónde quieren llegar?
- Ufff, empecemos de nuevo, me sacas... ¿Sostienes ideas opuestas a la fe? ¿Sí o no?
- No, eminencia. Soy un hombre de fe, un cristiano fiel.
- Pero sostienes la hipótesis copernicana.
- Sí, eminencia.
- ¿En qué quedamos?
- En que me hizo una pregunta...
- ¡No, burro! ¡Cuando digo "¿en qué quedamos?" quiero decir que las ideas de Copérnico se oponen a las Escrituras!
- No se oponen, eminencia, la biblia enseña verdades de fe. No verdades acerca de la naturaleza. Creo que en la discusión de los problemas naturales, deberíamos comenzar no con las Escrituras, sino con experimentos y demostraciones.
- Galileo, te expones a la herejía. Los salmos dicen que Yavé afirmó el mundo y que no se moverá. Josué detuvo el sol...
- Oh, mamma mía, mamma mía, le picó...
-¡¿Cómo?!
- ...algún bicho a sus eminencias para pensar asi. ¿No entienden que las escrituras enseñan verdades en forma simbólica?
- ¡Basta, ya! Tienes prohibido de por vida manifestarte a favor de las teorías copernicanas, bajo sospecha de herejía. ¡Ya vas a ver qué bicho me picó..!

1623: - Padre, aleluya, desde que nos metiste en el Convento de Arcetri nunca estuve tan feliz.
- Ah, Virginia, hija, te gustaba el Convento, tanto que renegaste...
- No, "nunca" estuve, ¡nunca!, ¿capisco?
- Glup, ¿qué noticias traes tan alegremente?
- Tu amigo, el cardenal Maffeo Barberini, ¡es el nuevo papa! ¡Profesó como Urbano VIII! Y te llama a Roma, vas a poder proseguir tus investigaciones...
- Como dicen en otras latitudes, Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires... Y si atiende en esa aldea pequeña, con más gusto atenderá en Roma. ¡A Roma!
...
- Galileo, ¡amigo!
- ¡Santidad!
- Levántate, te lo ordeno... Aquí soy y seguiré siendo tu amigo. ¡Un Barberini nunca se retracta!
- Ja, ja, lo has aprendido de mí...
- No, tú de mí, yo soy el papa...
- Se te ha subido la tiara a la cabeza...
- Dejémonos de chistes malos, como en Florencia. Hablemos en serio.
- ¿Me levantarás el castigo?
- Estemm, soy nuevo, la curia nos es adversa, hay presiones de los jesuitas...
- ¡Pero eres el papa!
- Ejem... como papa te ordeno que escribas explicitando la teoría aristotélica y la copernicana sin tomar partido. Un libro que sirva para que queden claramente expuestas las ideas... Ah, prosigue tu trabajo.
- ¡Hecho!
- ¡Galileo, adiós y deja de saltar como si cantaras bajo la lluvia!

1632: - Gracias, santidad, al fin pude publicar con la anuencia de la censura el "Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo".
- Te voy a matar, cabeza de estatua...
- ¡Epa, ¿por?!
- Simplicio, el que dialoga en tu libro a favor del sistema de Ptolomeo, es un mojigato. Salviati, el copernicano, es un retórico de alto nivel. Ridiculizaste a todos... y me incluyo.
- ¿Te parece?
- Le parece, desde ahora...
- Glup... ¿Le parece?
- ¡Sí! ¡Ya no sé qué hacer contigo... ¡Así no te puedo defender!
- Belcebú puso a un diablo para mí. No puedo zafar... Siento escalofríos.
- Deja ya de repetir versos como un rapsoda...
- Y ahora, ¿qué hago?
- Consíguete un buen abogado que te aprecie...
- Eres mi amigo, dijiste que no te retractarías...
- Como amigo te digo que si mereces algún castigo, lo obtendrás, así aprendes a vivir. Como amigo quiero lo justo para tí, ni más ni menos que lo que la santa iglesia determine.
- Tengo sesenta y ocho años, eso ya lo escuché en la escuela...
- Entonces comprenderás....
- ...que nunca fuiste mi amigo.


Notas:
1616: Se presenta ante los teólogos romanos, incluso Bellarmino, tratando de convercerlos. Sólo consigue la prohibición de defender públicamente las teorías copernicanas.

1623: Su amigo Maffeo Barberini se convierte en el papa Urbano VIII y alienta a Galileo a seguir investigando pero no levanta la prohibición.

1632: Publica con la anuencia de la censura romana "Diálogo...". Al difundirse comienza a apreciarse claramente que se trata de una ridiculización de sus enemigos y una fuerte defensa del copernicanismo y el papa le quita el apoyo.

lunes, 27 de abril de 2009

Galileo, fígaro III (I see a little...)


1609: - Miren señores, es de mi invención y un obsequio humilde para el amadísimo Dux de Venecia.
- ¡Ohh..! ¡Yo primero! ¡No, yo! ¡Sal, imbécil! ¡No se amontonen! ¡Dejen al Dux! ¡¿Quién me metió mano?!
- Veo la pequeña silueta de un hombre...
- Paciencia, Freddy. Aumenta nueve veces lo que el ojo desnudo puede ver.
- Ohh... ¿Y para qué sirve?
- (¡Uff, no hay rico que no sea ignorante!) Amados señores y excelso Dux. Es un arma, el arma más poderosa.
- ¡¡Juaaaaaaaa!! ¡Que es un arma..! ¡Juaaaaa! Estos científicos son todos locos...
- (¡Viejo de mierda!) Me someto, gran Dux a su poder y su imperio, pero permítale explicarle...
- ¡Cof, cof! Me he ahogado de la risa... Explica, Galilei, y cuenta uno de gallegos luego...
- (Grrrr) Célebre Dux, cuando se acerca un barco, le apuntas con el telescopio...
- Aja, ¿y qué tira?
- Ja, ja, ja... ¡Qué ingenioso, majestad! ¡Sí, sí, qué ocurrente!
- Si se callan los aduladores, explico. Apuntas y miras cuando aún ellos están muy lejos de apreciar la ciudad. Si ves un barco de guerra, te preparas para la defensa y no te sorprenderán. Si ves un barco mercante enemigo, lo atacas y te quedas con su carga... ¿Cómo les quedó el ojo? ¿Eh?
- Como gran Dux te digo: ¡Es admirable, Galileo!
- ¡Es admirable! ¡Ohhh! ¡Es admirable!
- Callaos de una vez, lameculos... Son mil ducados...

1610: - Mira Andrea, muchacho, pon tu ojo en el telescopio. Esos pequeños astros alineados en torno a Júpiter se mueven siguiéndolo a él y no a las estrellas. ¡No todo gira en torno a la Tierra! ¡Copérnico tenía razón!
- Eehh, sé, entiendo... Maestro, llega una extensa carta de la corte imperial de Viena, la firma Johannes Kepler.
- Y esa estola clara que surca la noche, la Vía Láctea, está compuesta por estrellas. Y la luna tiene valles y montes y el sol tiene manchas...
- ¿Limpio las cagadas de palomas en la lente, maestro?
- No pierdas tiempo, maleducato, y arroja esa carta por ahí, seguro es de otro estúpido aristotélico. Antes dale un vistazo, a ver si es alguna herencia.
- Ya está, la quemé, hablaba de órbitas elípticas de los planetas en torno al Sol y qué se yo, no entiendo mucho el latín...
- ¡A tí te voy a quemar, pedazo de cascote! ¿Qué más decía?
- Pavadas, que se llena de oro dedicándose a la astrología...
- ¿Será posible? Otro que mezcla ciencia con astrología, nunca nos van a tomar en serio. Aunque... ejemmmm... ven que te dicto un horóscopo.

1616: - ¡Qué año de los mil demonios!
- Sí, maestro, aunque mejor dicho ¡qué mes y qué día! El 23 de abril fallecieron el Inca Garcilaso de la Vega, Cervantes y Shakespeare. ¡Mal día para las letras!
- ¡A quién le importan las letras, mascalzone! ¡La Iglesia prohibió el libro de Copérnico! Ve a ver quién llama...
...
- Galileo, hijo en la fe. Tengo que hablarte...
- ¡Cardenal Maffeo Barberini! Eminencia, amigo... ¿usted por aquí?
- Sé que defiendes y enseñas las teorías de Copérnico, querido amigo.
- Claro, usted está de acuerdo...
- Shhh, cállate, tonto, las paredes escuchan. Llámate a silencio, el Cardenal Bellarmino está persiguiendo a quienes lo hacen.
- Pero... ¡Hemos demostrado que el sistema de Aristóteles y Ptolomeo es falso! Hay miles de pruebas. Magallanes y Elcano circunnavegaron la Tierra... Las fases de Venus... ¡Un Galilei nunca se retracta!
- ¿Quieres seguir con vida? ¿No te bastó con lo que Bellarmino le hizo a Giordano Bruno?
- Epa... ¿Le pasó algo al peluquero?


Notas:

1609: Convence al Dux y la corte de Venecia de la utilidad del telescopio y logra que le financien sus investigaciones.

1610: Se traslada a Florencia. El éxito de sus escritos logra el apoyo de la corte florentina. Demuestra que Júpiter es el centro de un pequeño sistema alrededor de quien giran los cuatro satélites Calixto, Europa, Ganímedes e Io.

1616: La fecha del múltiple fallecimiento no es del todo coincidente porque en Inglaterra e Italia usaban distintos calendarios. Un edicto romano condena las obras de Copérnico, mientras que en Florencia la tesis, impulsada por Galileo en Sidereus Nuncius, recibe la más calurosa de las aprobaciones. El cardenal Barberini, futuro papa Urbano VIII, le aconseja que deje de defender públicamente estas teorías. Años antes, Bellarmino había quemado públicamente a Bruno, por defender teorías que iban contra de los intereses de la curia romana.

domingo, 26 de abril de 2009

El caminante

Dicen de un caminante que jamás cesa su andar. Lleva sobre sus hombros los males del ser humano, desde la pereza hasta la vanidad.
El hombre va arropado como si fuera un linyera, todo harapos y tierra, mugre y sed. La valiosa carga la envuelve en una vieja tela, bien anudada para nada dejar caer.
Camina errante por las tierras del Señor, observado a cada paso desde lo alto con rencor. Es la muestra andante de lo que se ha hecho y seguramente, se volverá a hacer.
El Diablo me encargó su muerte, por lo que desde ayer lo espero acostado en un oculto terraplén. Me ha dicho que hoy, tarde o temprano, deberá aparecer.
El pulso firme, la mirilla ajustada, el arma cargada y la paciencia siempre venerada. De pronto algo veo, a lo lejos, ganando forma y avanzando, y es lo que creo.
Allí viene el harapiento, cargando la bolsa, hecho un lamento. Reajusto la mira, no quiero errores, si eso me lleva a fallar al dueño del encargo, rey de los malhechores.
La imagen es clara, el blanco perfecto. Apunto a su cara, deseo un disparo certero. Pero arrojo lejos el rifle preciado, impactado con fuerza por el rostro que veo.
No es un rostro cualquiera, es el propio, el de cada día en el espejo. Miro de nuevo y ahora veo a mi padre y me sorprendo. Vuelvo a mirar y ahora es mi madre y a la siguiente vez, mi hermana, mi hermano, mi compadre.
Entonces comprendo que de matar a ese hombre, mataré a la especie humana. Porque carga los males que nos hacen iguales.
Dicen de un hombre errante, que jamás cesa su andar...

sábado, 25 de abril de 2009

Galileo, fígaro... II (Mamma, just killed a man)


1588: - Maestro, no me sale... ¿Me lo hace?
- No puedo enseñártelo todo. Sólo puedo ayudarte a encontrarlo por tí mismo.
- Para eso mi padre le paga sus clases particulares. ¡Paaa, vení! ¡El profe quiere que piense..!
...
- Señor Galileo, ésta fue su última clase a mi hijo.
- Pero, ¡claaaro! Le hace caso a este mocoso insolente que...
- Desde la semana que viene dará clases en la Universidad de Pisa.
- ¡Glup! Estemmm, un picarillo su ragazzo, señor Garchetti...

1591: -¡Atiendan! Lanzaremos desde esta alta torre -antes de que se caiga- dos balas, una de cañón y otra de fusil. Según Aristóteles, la bala más pesada deberá llegar mucho antes al piso de Pisa. Según Galilei, -¡epa, ¿y esas risitas sarcásticas?!- si no hubiera aire, llegarían al mismo tiempo.
- Profe, me mareo acá arriba...
- Giacomo, tú y tus mañas, baja las escaleras y vete a tu casa. Prosigamos.
- Déjeme tirar las bolas, profe.
- Mario, es lo que haces siempre...
- Aunque sea la chiquita y usted la grande, porfi...
- Bue, a la una, a las dos y a lasss ¡tres! ¡Allá van!
...
- ¡Eh, los de abajo! ¿Y, llegaron juntas?
- ¡Sí y no, profe!
- ¡Mecacho! ¿Qué pasó?
- ¡La bola grande dio en el medio de la cabeza de Giacomo y la sustituyó! ¡Ah! Además me avisan que murió su padre...
- ¡Nooo! ¡No pego una!
- Nuestras condolencias, profe...
- ¿Quién alimentará ahora a mi hermanas Virginia y Livia?
- Va a tener que trabajar...
- ¡Y yo que pensaba que siendo maestro nunca más iba a laburar, quelorretiró! ¡Rajemos, terminó la clase! ¡Y vienen los padres de Giacomo!

1606: -Marina, mi dama, con este pequeñin me has dado el varón que quería, luego de las dos nenas.
- Gali, cielo, ¿te vendrás a vivir con nosotros ahora?
- Gamba hermosa, por supuesto que no, estoy conviviendo...
- Snif, oh, Gali... sólo soy un objeto para ti. Bien que hacías juegos con mi apellido... Y para herirme aun más convives con otra...
- No, mi cielo estrellado, convivo con el libro de Copérnico, con cientos de inventos que hago para alimentarte a ti, a mis hijos y mis hermanas. Convivo con descubrimientos, teorías, leyes del movimiento...
- Entiendo, sólo he sido un experimento...
- Debo irme. Me siento muy mal.

1609: -¡Maestro! ¡Le conseguí el manuscrito!
- ¡Albricias! A ver qué dice... ¿Telescopio? Interesante. ¡Ya me pongo a hacer uno!
- Eh, ¿tanto apuro?
- Termina el verano, joven Roberto.
- ¿Y..?
- No olvides que está de visita María de Médici, ahora reina de Francia...
- ¿Y..?
- ...que es bailarina y gimnasta como ninguna...
- ¿Y..?
- ¡Hazte hombre, Robertino! ¡Toma sol en traje de Eva en el jardín privado del duque..!
- Eso dicen. ¿Y..?
- A ver, piensa, telescopio significa "ver a lo lejos", si construimos uno... je, je...
- ¡Manos a la obra, profe!


Notas:
1588: Un influyente comerciante le consigue un puesto de enseñanza en la Universidad de Pisa. Deja de dar clases particulares. La frase "no puedo..." era su lema de enseñanza.

1591: Comienza las pruebas sobre la caída de los cuerpos y el movimiento. Es poco probable que haya usado la famosa torre inclinada y menos que haya descabezado a uno... Al morir su padre debe trasladarse a Padua por una persecución. Con su bajo sueldo se hace cargo de sus hermanas.

1606: Luego de muchos descubrimientos e inventos productivos, tiene su tercer hijo con su pareja informal, Marina Gamba. Se enferma gravemente de una peste que mata a sus mejores amigos.

1609: Se informa sobre el invento del telescopio y fabrica rápidamente varios, pero esto es otra historia...

viernes, 24 de abril de 2009

Galileo, fígaro... I (Is this the real life?)


1564: - No, su eminencia, siervo inútil soy, pero que usa la razón otorgada por el cielo. Lo afirmo yo, Vincenzo Galilei, y que quede registrado: Me parece que aquellos que sólo se basan en argumentos de autoridad para mantener sus afirmaciones, sin buscar razones que las apoyen, actúan en forma absurda. Desearía poder cuestionar libremente y responder libremente sin adulaciones. Así se comporta aquel que persigue la verdad.
¿Por qué la música religiosa debe ser música de muerte, si podemos crear música de vida? ¡Aprenderán esos cabezas duras que un Galilei nunca se retracta!
...
-Ahora, sin más, déjenme ver a mi hijo. Llevará por nombre Galileo, tal el gentilicio del nazareno, aquel al que debemos todo. Y tu, Pisa, no serás recordada por los gentiles por esa mole a punto de yacer en escombros el día en que un Galilei reniegue de sus convicciones.

1581: -Galileo, hijo, ¿qué haces?
- Padre, busco el centro de gravedad de este objeto.
- ¿No te mandé a estudiar medicina?
- Estemmm, sé, ejemmm...
- No me vas a decir que estás leyendo otra vez a Arquímedes.
- Jamás, padre, leeré algo sobre ese sabio que vivió en Siracusa en el 250 AC y que descubrió la ley de flotación, encontró un método para calcular áreas irregulares, utilizó espejos para quemar barcos romanos, aproximó como nadie el valor del número pi, calculó las palancas y...
- ¡Basta! ¡Deja de traicionarte con tu desaforada lengua! Estudiarás matemática y filosofía entonces... Al menos no lamentaremos difuntos en tus manos.

1585: - ¡Galileo! ¡Tienes veintiún años y jugando al hipnotizador con el gato! Santo dios, este hijo mío, me va a sacar canas verdes, me va a sacar.
- Padre, el gato sólo molesta...
- Ah, peor, te hipnotizas solo...
- Disculpa padre, he descubierto que cualquier péndulo describe arcos pequeños en el mismo tiempo, de tal manera que podría utilizarse para medir el tiempo.
- ¡Juaaaaaaaaa! ¡Medir el tiempo! Ah, déjame sentar, hijo. ¡A quién se le ocurre! ¿A quién le va a interesar medir el tiempo? ¡Juaaaaaaaaaaa!
- O sea que no tienes idea de si dejé la universidad hace mucho o poco tiempo...
- ¿Lo qué? ¡Miserable, con lo que me cuestan tus estudios!
- Ahora no te van a costar mucho.
- Por supuesto... irás a trabajar.
- ¡Ouch!


Notas:
1564: Galileo nació en Pisa, famosa ya en la época por la torre inclinada. Su padre, Vincenzo Galilei, un compositor genial renovó la música litúrgica de su tiempo. La afirmación firmada aparece como el modelo a seguir por el joven Galileo.
En los ... se oyen grillitos.

1581: Fascinado por el legado de Arquímedes (287 – 212 aC) fue dejando sus estudio de medicina por la matemática y la filosofía.

1585: Descubre la ley de isocronía del péndulo que sería la base de sus trabajos posteriores, deja la universidad y va a trabajar.

martes, 21 de abril de 2009

Miedo impiadoso

La tormenta es dura y abate con ganas los árboles. He visto caer un poste de la luz y como el viento arrastraba un triciclo que algún niño había dejado en la vereda.
Escucho con temor los truenos rompiendo el silencio de mi cuarto. De vez en cuando alguna que otra rama azota la persiana baja en mi ventana.
Hace frío. La vieja estufa no tiene kerosene, porque olvidé comprarlo. Ni siquiera tengo ánimo para reprochármelo. Le tengo miedo a las tormentas. Desde hace unos minutos que estoy acurrucado en la cama.
Cada sonido, cada estampida del viento, es un disparo al corazón. Me sobresalto, me estremezco, me sobrecojo. La seguridad, el temple, todo escapan en estos días. Regresa a su sitio la niñez, el miedo a la oscuridad, el terror a la soledad y a la muerte. Cierro los ojos y recuerdo aquellas canciones que mamá me cantaba sosteniéndome la mano, buscando la calma, apaciguando al monstruo que molestaba.
Y entonces me mecía en la cama, lentamente, con suavidad y cariño, me transportaba a un país de serenidad, de paz, de indescriptible felicidad. Y así lograba sobrevivir a las noches de tormenta, gracias a ella.
El frío se eleva y a pesar de eso, estoy sudando. Sin darme cuenta, me estaba meciendo en la cama. Tampoco me percaté cuando me oriné encima. Siendo ahora todo mojado y el olor acre comienza a carcomerme la nariz.
Maldita tormenta. Algo me dice que voy a vomitar. La persiana retumba y del susto, caí al suelo. Sus ojos quedaron a la altura de los míos. Allí debajo de la cama, el cadáver de mamá me contempla vacío. Maldito el día que se me ocurre matarla, me estoy muriendo de miedo y ella sin vida sobre el suelo gris.

lunes, 20 de abril de 2009

Rastros de Invierno

El perfume de aquellas canciones hacía que todo estuviera bien, ella entró como un ángel dentro de tu vida solitaria, llenando tu mundo con vida y todos te decían que eras tan afortunado...

La noche está clara y fresca y quizás esté por amanecer...no es la melancolía del tiempo perdido, estas lágrimas te dicen que estabas vivo en algún sitio de tu ser...gracias loado seas...quien seas...

Oh, ella logró que todo estuviera tan bien....


Mejor pienso un poco,
O quizás nunca vuelva a pensar.
Si éste fuera el último dia de tu vida, amiga mía,
Decime, ¿qué crees que podrías hacer?


Levantáte contra el golpe que el destino ha lanzado sobre vos,
Afronta la mayoría de las cosas que te vienen, o
tumbáte en el suelo y deja que corran tus lágrimas,
Llorando a la hierba, a los árboles y al cielo a tus pies.

Permitite vivir de nuevo, deja que la vida te busque y te encuentre.

Sentí una vez más los brazos del amor rodeándote...lo sentirás...no lo dudes nunca

jueves, 16 de abril de 2009

Infierno sobre rieles

El chirrido infame de la locomotora llegando al andén. Sonido inescrupuloso que lacera el oído, penetrando hasta en la última neurona, convirtiendo la paz en caos, el descanso en infierno y los días en noches.
Me torturaba de manera tal que me hundía en la desesperación y los nervios se apoderaban de mi. Me tapaba las orejas con fuerza, hasta poner moradas las manos; me escondía debajo de los muebles, de la cama e incluso, una vez, de la alfombra.
Su infernal llegada calaba hondo en mi ser, me despertaba cada mañana sobresaltado, como en una pesadilla. Parecía venir a buscarme. Ese sonido podía hablar en mi locura.
Y su voz aguda, mezcla de hielo y navaja, que estremecía mi corazón, instaba a mi mente a desear acabar con el tormento de las maneras más horrendas. Más de una vez me he encontrado a punto de rebanarme las venas tras la vuelta del silencio.
Podía mudarme, escapar lejos, olvidar este lugar, sus recuerdos, dejar atrás el pasado y convencerme que todo porvenir sería mejor. Pero dudo que lo haga. Cada vez que la paz retorna y el terror se aleja, queda el resabio de lo ya hecho, el sabor amargo que nos recuerda lo que nunca más debemos hacer. Y entonces, como cada día, me vuelvo a acostar, abrazado al portaretrato en el que estamos los dos, en tiempos de amor y caricias, antes, mucho antes de haberte empujado.

lunes, 13 de abril de 2009

Catálogo (demasiado incompleto) de mitos locales III


Continuamos con este insoportable catálogo... Comprenda ud. estimada alma en pena que osa leer estos desvaríos que la investigación de hechos míticos y/o de otra índole extraordinaria conlleva interminables entrevistas, seguimientos, cuando no la lisa y llana observación de alguna damisela solazándose ligera de atuendos y en cualquiera de los casos un tiempo del que carezco, pero del que no carecen algunos atorrantes que merodean llevando y trayendo información de dudosa procedencia. Tal el nivel y la frecuencia de estos escritos.

Encuentro con el diablo
Nunca pensé encontrarme con el diablo... nunca pensé encontrarme con el jefe... dijera David Lebón cuando con Charly, Spinetta y otros rockeros tuvieron que vérselas con Roberto Viola -aquel infame presidente de facto-. Así, en Villa abundan estos encuentros con el diablo. Encuentros en los que el jefe toma las más disparatadas caracterizaciones, tal es su espanto al mirar a la cara las almas nobles.

- En cercanías de la plaza Belgrano ronda el adversario. No crean las almas simples que esto sucede de noche. No señor. De noche se observan borrachines bajo las matas, desaforados amantes en los duros bancos de cemento y saqueadores. Es de suponer que esta clase de habitantes aleja al diablo por diferentes motivos. El diablo circula de día por ahí, vestido de mujer tonante. Quien mira su rostro detenidamente sabe que se trata del jefe. No hay sonrisa ni saludo esquivo que oculte su origen satánico.

- Dos jóvenes creen tener una idea que beneficia a la comunidad local. El jefe los recibe tras un escritorio. Mientras los jóvenes apasionadamente desarrollan su idea, el adversario pestañea y bosteza frenéticamente consultando repetidamente un reloj. Cada cinco minutos, la escena entera se renueva, hasta que el jefe ya impaciente les da unas palabras de aliento y los despide. Dicho aliento es sulfhídrico. Los jóvenes idealistas salen de la antesala del averno olvidando todo proyecto...

- Otras veces el acusador se viste solemnemente, anda en cero kilómetro y se hace pasar por cura para obtener secretos de los villenses que usará para extorsionarlos. Los perdona sólo si le prometen pleitesía a su persona y lo reconocen como jefe. Unos pocos advierten que se trata del mismo mandinga y huyen.

- En barrio San Miguel el diablo tomaba la forma de galgo negro para amedrentar a los muchachos que hacían censos sacramentales.

- Unos jóvenes guitarrean en el puerto de cabotaje a la madrugada, invariablemente el acusador y algún ladero se les presentan como guardias de prefectura que los someten a humillaciones diversas antes de liberarlos.

- En una casa en construcción de Chapuy y Moreno habitaba el diablo. Los pibes del barrio trizábamos a cascotazos todos sus vidrios una y otra vez para ahuyentar al maligno. Al menos esa era la versión que transmitíamos a nuestros padres.

- En la década del 70, el diablo poseía al jugador Campilongo, que erraba todos los penales que pateaba en el arco de la cancha de Riberas que da a los vestuarios. Campilongo era abucheado por propios y venerado por los rivales.
Cuando hacía lo mismo con el arquero Topé, en el mismo arco, todos sus envíos se iban por el lateral derecho, provocando la ira de la hinchada.

- En la década del 80, el diablo poseía al jugador Sánchez que en la cancha de Talleres cometía las peores atrocidades con sus oponentes y con la pelota.


Pactos diabólicos
Como en toda cultura occidental, en Villa los pactos con el jefe están a la orden del día.

- Existen personas en Villa que se enriquecen sin trabajar. Esto sucede en cualquier lugar del mundo. Pero aquí estas personas se jactan de ello como si se tratara de una hazaña digna de admiración. Esto equivale a afirmar que ante mandinga se selló el pacto.

- Ciertos políticos inescrupulosos efectúan diversos pactos con el jefe para lograr votos de la población. El pacto consiste en nublar el entendimiento de quien penetra en el cuarto oscuro. De tal manera que nadie recuerda su voto, por lo que se oye por doquier el consabido: yo no lo voté, que se ha difundido por todo el país.

-
Algún pacto habrán hecho los maduros señores Sergio C. y Marcelo B. para mantenerse en estado de eterna juventud. Los envidiosos de siempre aseguran que su mente tampoco creció.

-
Los espíritus menos contentos con el progreso afirman que el subrepticio aumento de busto de ciertas damas villenses proviene del comercio carnal con seres demoníacos. No hay forma de hacerles entender que es producto de una cirugía bastante prosaica.

Bilocaciones
Se dice que San Francisco de Asís, Saint-Germain y Cagliostro por no nombrar otros personajes históricos poseían en algún grado el don de la bilocación. Esto significa que bajo ciertas condiciones podían estar en dos lugares al mismo tiempo.
Esto, que en cualquier lugar del mundo suena a maravilla, en Villa -valga la arritmia- y con los villenses es cosa de todos los días:

- En el año 86 el alumno Ramírez cursaba en el Instituto de Profesorado y a la vez se dedicaba a otros enseres en el mismo instante. Voces difamantes no cejan en afirmar que se trataba de dos hermanos que eran confundidos por los profesores.

-
Por la misma época, una conocida profesora disponía de tal propiedad y dictaba clases simultáneamente en dos escuelas de la ciudad.

-
A veces las bilocaciones son parciales, como las del villense Germán M. quien habitando en Italia deja que su corazón esté a su vez en Murcia, España.

-
Yo mismo, la semana pasada, tuve ocasión de conversar animadamente en calle Corrientes con Meli y Diego, entrañables villeratureros, de quienes todos sabemos que viven en España. Por las dudas y ante las mil y una maravillas y atrocidades que ornan esta región, conversé con ellos como si estuvieran de visita aquí y en lugar de otoño fuera invierno.

sábado, 11 de abril de 2009

Betūlla

Caminaba por la orilla del arroyo supervisando las líneas arrojadas al agua, vigilando si algún pez había picado mientras respiraba el aire puro de la mañana.
Lo sorprendió ver creciendo, entre matas secas de pasto, un pequeño abedul. Sabía que no lo había plantado, así que el viento había traído de vaya saber donde la semilla que allí había decidido cobrar vida.
Apenas era un tronquito con cinco hojitas y aún conociendo las dimensiones que podía llegar a ganarle al tiempo, decidió dejarlo. Nunca había tenido un abedul y era tan bello en el paisaje, que quitarlo hubiese sido un crimen a la naturaleza.
Ramón era hombre de litoral, pero hacía varios años que se había construido una pequeña casita a la veda de un arroyo y se ganaba la vida con su humilde huerta y la pesca. Le gustaba ir y venir por la orilla, meditar sobre cosas sin importancia y volver a su hogar cerca del atardecer.
Había notado en sus últimos regresos, que el abedul que crecía a pocos metros de su casita había aumentado sus proporciones llamativamente.
Ya no era el tronquito frágil de días atrás, ahora un robusto tronco de unos tres centímetros de diámetro, de casi metro y medio de alto había tomado su lugar.
No había oído hablar jamás de un abedul que se desarrollara tan rápido, pero podía ser, había muchas especies. Por otro lado le gustaba la idea de verlo grande rápidamente; le encantaban sus hojas, su porte y seguramente sería un árbol hermoso para el frente de su casa.
Con las semanas, el abedul se tornó más árbol, es decir, creció para arriba y hacia los costados. Ramón seguía pensativo al respecto, era muy extraño, pero esa singularidad lo hacía aún más bello. Sin dudas se trataba de un árbol único.
Había hablado de él en el pueblo y más de uno se había mostrado excéptico. "Vayan y veánlo con sus propios ojos" los había desafiado. Pero nadie aceptó la propuesta. Era más fácil darle la razón y cambiar de tema.
Supuso que era la gran humedad del suelo lo que le daba fuerzas para crecer tan rápido.
Las hojas romboidales alcanzaban los tres centímetros de largo y la altura del ejemplar ya llegaba a los tres metros.
Al mes, en una de sus tantas caminatas diarias, Ramón tropezó con algo y cayó de cara al suelo. Maldijo en voz alta y se quedó sorprendido al ver que había enganchado su pié con una de las raíces del abedul.
Sobresalía unos pocos centímetros de la tierra y se la veía de un color blanquecino (mortecino). Se dijo que debía cortarla, porque estaba muy extendida y con seguridad, en poco tiempo, estaría ocasionando daño en los alrededores de su casa. Pero por el momento no, porque su presencia le daba otro brillo al suelo y no podía negar que su textura era tan bella como el árbol mismo.
Ya no demostraba sorpresa al notar que el abedul superaba primero los seis metros de alto y un par de semanas después, los diez.
Tengo que podarlo un poco, se mentía. Lo dejaba para más tarde y luego se arrepentía, porque la figura del abedul lo subyugaba de tal forma que hacerle el mínimo daño era todo un dilema.
Las raíces, como lo previó, ganaron terreno cerca de la casa. Ya habían levantado la entrada de material. El cemento rajado tampoco fue pretexto suficiente para cortar la raíz.
Ramón caminaba cada día menos, porque destinaba más tiempo a observar su abedul, cuidarlo de los yuyos y plagas de la zona. Las visitas al pueblo iban espaciándose cada vez más.
Al poco tiempo las raíces habían levantado el contrapiso de la cocina. Esto se lo hicieron notar un par de pueblerinos que preocupados por la ausencia de Ramón en el pueblo, habían ido a ver si necesitaba (pasaba) algo. Pero Ramón minimizó el problema diciéndoles que ya era hora de arreglar ese contrapiso y que una vez sacadas las raíces, arreglaría todo.
Aún hacía calor la noche en que Ramón sintió que la sábana que lo tapaba hasta la cintura se movía, como tirada hacia abajo por algo. De inmediato sintió un roce y su tacto lo reconoció sin dudar. Era su abedul hermoso, llegando en silencio, por medio de una ráíz, hasta su propio lecho. Pensaba en la belleza que la naturaleza le había regalado mientras sentía como la raíz se enroscaba cual amante en su cuello y casi con amor, apretaba a cada instante un poco más.
Y casi ya sin poder respirar, en el momento cumbre de la asfixia, sus ojos emocionados solo deseaban un último deseo, que era verlo allí afuera, bajo la luz de la luna, con su silueta de ramas recortando el arroyo y su hermosa copa tocando el cielo.

jueves, 9 de abril de 2009

Toc Toc Toc

Golpean la puerta, ya lo se. ¿Y no hay nadie que atienda? ¿Qué hora es? Las ocho y media. Se deben haber ido todos. La nona al peluquero, mamá en la escuela, la Bety a llevar al Facu a la guardería...
Siguen golpeando. Me da fiaca salir de la cama. Además no estoy vestido. No estoy desnudo tampoco. Toc toc toc. Toc toc toc. ¿Y si pregunto con un grito quién es? No, se van a dar cuenta que hay alguien y van a esperar a que los atienda. Debe ser un vendedor o alguien que pide. Nunca faltan.
Parece que ya se fue. No, ahí está otra vez. Golpea fuerte y rápido, tres veces. Una seguidilla, luego otra. No se cansa. ¿Será algún cobrador? ¿O será la nona que se olvidó la llave? No, estaría llamándome por el nombre como una histérica.
¡Quiero dormir la gran siete! Y dale que va, otra vez! Toc toc toc, toc toc toc. Está bien, me levanto y más vale que sea por algo que valga la pena, porque...
Veo el patrullero policial por la ventana, la piel se me eriza automáticamente, mis pies comienzan a apurarse y el estómago da un vuelco ahí dentro. Llegué a la puerta exhausto, giré la llave y esperé un segundo antes de abrir, para poder respirar hondo. Abrí.
No había nadie allí. Salí en calzoncillos a la vereda. El patrullero que había visto por la ventana no estaba. Miré hacia un lado y hacia el otro, la calle desierta a esa hora de la mañana. No quiero explicaciones, es temprano, apenas puedo abrir los ojos y seguro que estoy tan atontado que todo fue un sueño.
Volví a la puerta... ¡no! Se me cerró y dejé la llave por dentro. No puedo ser más estúpido. Tengo frío, sueño, bronca. Sin darme cuenta, golpee tres veces: Toc toc toc. Di un paso atrás, alarmado. Era el mismo ritmo. Una fea sensación me recorrió el cuerpo.
El ulular de una sirena policial se escuchó a mis espaldas. Un patrullero llegaba veloz por la calle y se detenía delante de la puerta de mi casa. La cabeza me iba a mil, pero en forma desordenada. Bajó un policía y me miró de abajo hasta arriba y me preguntó quién era. "Vivo aquí" fue lo primero que se me ocurrió. "Si si, seguro, desnudo y molestando a quiénes descansan" y me puso la mano sobre el hombro, obligándome a girar hacia el patrullero.
Me metió de prepo en el asiento de atrás, sin que pudiera decir una sola palabra. Miré hacia la casa y mi espanto fue mayor. La cortina se había movido y puedo jurar, vi un rostro esconderse detrás de ella.
"Ya veremos quién eres pervertido" me dijo el uniformado al volante y el patrullero arrancó, dejando atrás la calle para doblar por la esquina. No podía hablar, no podía reaccionar. La imagen de ese rostro deforme, lleno de cicatrices que sangraba por los ojos aún flotaba en mi retina y me nublaba la mente.

martes, 7 de abril de 2009

Catálogo (demasiado incompleto) de mitos locales II


Continuando con este catálogo -a falta de inspiración para algún poema emotivo- ofrecemos a nuestros lectores estos horrores villenses.

Ovnis, luces raras, duendes
- Se dice que muchos años atrás, en uno de los campos al oeste de la ciudad, aterrizó un ovni. Ya se sabe, pastos quemados, luces extrañas, sucesos insólitos... Gente mayor aún recuerda el evento. Hay quien asegura que algunos extraterrestres se quedaron viviendo en la zona donde después se instaló barrio Amelong, disimulando luego sus viviendas entre las casas del barrio despegado de la ciudad. Otros más osados opinan que continúa el aterrizaje nocturno de ovnis en el barrio. Este sería el origen del estado de sus calles.

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En el camino a La Blanqueada suelen suceder extraños avistajes de luces que se encienden y se apagan. Cierto catedrático asegura que se trata de parejas que estacionan sus autos en la zona y en el fragor de sus amoríos oprimen involuntariamente teclas y palancas del tablero de los automóviles.

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Un grupo de jóvenes aseguró lustros atrás que en el descampado existente entre los barrios San Lorenzo e Industrial aparecían duendecitos verdes y todo tipo de monstruosidades o quién sabe qué extraños seres.
Unos días atrás, ahora que la zona se está poblando, con el amigo Sergio Álvarez de El desgraciosaurio hemos visto dudosos personajes asistiendo a la presentación del libro Aquí mismo - Grageas de Historia Argentina en Historieta del profesor y amigo José Hugo Goicoechea, en el bello auditorio de la UOM, corroborando en cierta forma aquella vieja leyenda...

Puertas mágicas
No pocos villenses aseguran la existencia de puertas mágicas en la ciudad. Muchos afirman que una puerta de calle 14 de febrero comunica con otra en una esquina céntrica. Si uno atraviesa una de las puertas obtiene ciertos beneficios como ser llamado ingeniero aunque nunca haya terminado el secundario, pasear con personalidades influyentes, limpieza de pasados nefastos y un largo etc.
En cambio, ay de quien con paso distraído pase por la otra. Aunque sea el ingeniero más apto no se le reconocerá como tal, le encomendarán tareas denigrantes y alguno hasta se condenará los viernes de luna llena a escuchar cantantes beodos que desafinan a los gritos.
Algunos vivillos dicen sospechar cuáles son esas puertas e intentan ver si consiguen un título sin estudiar, dedicarse al arbitraje o presumir de teólogos consumados.

Hechizos callejeros
Unos de los fenómenos más habituales a los que se ven sometidos los villenses refieren a este subtítulo.

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Algunas calles juegan malas pasadas subrepticias a representantes de la ley. No es extraño ver circular en contramano, pasar semáforos en rojo sin apuro o estacionar en el cordón inválido a policías o inspectores de transito. Para tranquilidad de los lectores, esto se debe a un encantamiento de algunas calles que invierten su sentido para cazar distraídos o bien que hechizan a los conductores anulando su discernimiento. Lenguas viperinas -que no merecen el menor crédito- aseveran que sólo se trata de avivadas pueriles.

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Ciertos maledicentes se atreven a postular que, mientras en todo el mundo civilizado se encuentra prohibido girar a la izquierda en una avenida sin semáforo u otro artilugio que lo permita, en Villa esta regla se encuentra en suspenso en la avenida principal -calle San Martín- generando infinitos trastornos cuando no llanos accidentes de tránsito. Consultados doctos habitantes no dan respuesta; ancianos centenarios adjudican tal comportamiento a los influjos del fantasma del único planificador urbano que pisó estas calles cuando el siglo pasado nacía.
Unos pocos consignan que fue ejecutado en la plaza pública con el beneplácito de los vecinos, versión que no hemos podido corroborar.

Una calle cortada por la vía
Muchas calles son cortadas por la vía que atraviesa el norte de la ciudad. Un lugar particularmente especial se halla en una calle que muere en una pretendida rotondita bordeada por yuyales que supuestamente ocultan las vías. En la zona, el oyente sagaz verifica maravillosas voces que provienen tal vez del más allá. Muchas son dolientes, otras reflexivas, algunas infantiles y otras dulces como ambrosía, todas ellas parecen delineadas por un artífice sublime. Los vecinos aseguran que esas voces provienen de una casa de mano impar. Osval, que suele andar de garroneo por esos parajes, asegura haberlas escuchado nítidamente cuando el Neto se pone a escribir.


Si la fatalidad te hace pisar este extraño suelo, querido lector, querida lectora, no dudes en consultar este catálogo -el que siempre estará inconcluso por más entregas que brindemos- aunque más no sea para gambetear alguna de las fatalidades que con las que hados infaustos han adornado estas calles.

lunes, 6 de abril de 2009

Tristeza de plaza

En la plaza hay mañanas soleadas y otras no tanto. Palomas amigables y otras que escapan al sonido del hombre.
Los canteros vomitan flores blancas y en cada árbol, muere un amor o esperanza.
Los bancos desiertos y el césped aún mártir por el rocío nocturno.
La soledad pasea su traje de gala, sin aceptar críticas ni consejos. Y en el trajín de la aceptable realidad, el placero descubre a cada paso un nuevo daño perpetrado por malvivientes de la noche.
Se resigna, como cada mañana.
Y no le asombra entonces, en el viejo roble vecino a la fuente de agua encontrar a esa joven ahorcada. Y sigue barriendo las hojas, antes que el viento se las espante.

sábado, 4 de abril de 2009

Catálogo (demasiado incompleto) de mitos locales I


Mi ciudad no es una ciudad cualquiera, habitan en ella personajes de toda laya y algunos mitos que deberé repintar y simular debidamente para engañar, dentro de lo posible, a los malos hados e infaustas maldiciones que caen sobre quienes develan algunos de sus secretos mejores guardados.
Sin más pasaré a enumerar los que me anime...

Casas embrujadas
Hay varias casas embrujadas en Villa donde ocurrieron, años ha, los más variados horrores: asesinatos que no aparecen en las crónicas, ladrillos que flotan en el aire, ruidos de cadenas por las noches, aparecidos a transeúntes incautos... Eran famosas una esquina frente a la fábrica Cilsa, una en calle Dorrego, cerca de la Escuela Belgrano y varias más. Pero no hay fantasma de Canterville que resista al progreso y hoy han sido demolidas o simplemente remodeladas con el mayor desenfado. Hasta que se cansen las monstruosidades ocultas.

La llorona
Basta acercarse a la barranca en barrio Stella Maris y preguntarle a quien se desee acerca de la llorona. Las descripciones de sus atuendos y su espeluznante comportamiento que tan minuciosamente harán sus habitantes generarán escalofríos a quien los escuche. Escalofríos que se repetirán invariablemente cada vez que el gaterío del vecino ande en amores...

Mujeres dañinas
Ya sabemos, por Dolina, que muchas mujeres acarrean desgracias a los desprevenidos. Villa no es la excepción. Quien más quien menos conoce alguna y colijo que algún que otro lector vernáculo ya estará enumerando para sí lo acumulado en su haber de experiencias recogidas, si cabe la expresión. Tengo para mí que hay comportamientos de hombres que desencadenan este nivel de perversión de las brujas villenses.
- Envías una carta a una mujer, otra la intercepta y te dice que puede escribir igual y que debes cuidarte. Te hace saber que tiene el poder de hacerte sufrir. Te retiras perplejo.
- El otro día me saludó ¡y me guiñó el ojo! una perversa mujer. Debo estar equivocándome en algo...
- Las mujeres más bellas siempre eligen a otro. Esto, que sucede en Villa, ha cundido como pandemia en todo el orbe.
- A un villense le gusta lo que hace en su trabajo. Una mujer perversa asegura que se está cagando la vida y lo divulga, de manera que tal vez por medio del chisme se transforme en lo cierto.
- Hay una morocha contundente en calle Salta que siempre elige hombres que la harán sufrir. Seguramente lo hace para que otros padezcan indeciblemente.
- Las peores son las que eligen tareas que aborrecen, con el único fin de amargarle la existencia a quienes se relacionan con ellas.
- Nadie sabe dónde habitan algunas señoritas guerreras que seducen a los giles sólo para ser recordadas por siempre.

Hombres dañinos
Sí, sí, no sólo las damas son capaces de atrocidades tales. Véase si no...
- Hay hombres brutales en Villa. De jóvenes son revolucionarios, contestatarios e iconoclastas. Algún trato con Mandinga, qué otra cosa, los convierte en funcionarios públicos que acceden a variados puestos según quien ostente el poder. Hay quienes intentan producir una vacuna para evitar la difusión de este mal. Llegan tarde.
- Se aparece un rojo demonio a tres jóvenes. Dice: hay que hacer como Fujimori y se va. Se acerca otra vez: ¡ja! ¿para qué sirve la democracia? y se va. Vuelve insinuando: uno de estedes es comunista y se va. Sabe, complacido, que uno de ellos protestará y que cualquier discusión siempre lo favorece a él.
- Se dice que en algún barrio habita un íncubo que se enamora de las prostitutas, con lo cual ha perdido su condición, por lo que no tuvo otra que dedicarse a trabajar como cualquier hijo de vecino.
- Existe un extraño ser que pronuncia mal adrede las palabras de modo que sus oyentes se perturban de tal manera que pierden la capacidad de pensar, hasta algunos lo aplauden.

Este insoportable catálogo recién comienza. Los villenses, lejos de ser demasiado especiales, nos encariñamos con los mitos sólo para no sentirnos tan desamparados en un universo hostil y demasiado vacío...