sábado, 18 de agosto de 2012

El fin de las musas

Las musas, como todo laburante, tienen horarios de trabajo. No siempre coinciden con los del artista y eso es notable a la hora de juzgar el fruto del tiempo invertido por éste. También, cuando las condiciones en las que deben realizar sus tareas no son dignas, realizan medidas de fuerza, que van desde una huelga general que suelen provocar bloqueos artísticos o bien, un trabajo a desgano, que conlleva a producciones de muy mala calidad.
Los críticos de arte, sin embargo, tienden a confudir los estados de las musas, considerando muchas veces, como genialidades los resultados artísticos acontecidos en los momentos en el que las musas menos influencia tenían sobre el artista.
Eso entonces provoca que se avale como bueno lo que no lo es y se ignore lo que realmente vale la pena. Y tanto ha sucedido esto, que ya es imposible determinar cuando un artista ha sido visitado por una musa o tan simplemente, el éxito ha sido decidido por el capricho de un crítico.
Incluso, hay quienes se atreven a decir que las musas hace rato que abandonaron el oficio, dedicándose a menesteres más mundanos, como la producción de la miel de abeja roja o la crianza de amapolas en estado silvestre, y que todo lo que creemos es arte, en realidad no lo es.
Por lo tanto, arte o no, y ante el desamparo de las musas, privado de todo tipo de inspiración, ponemos punto final a este texto. ¡Y que sea tarea del crítico lector determinar lo que de estas líneas, ha resultado!

2 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

Jaaa,jaaa, Neto. El texto está genial. No seras tu precisamente al que las musas no asistan y mimen cada día! Menuda producción la tuya! Me encantó.
Abrazos!

SIL dijo...

El texto es de una argumentación interesante.


En lo particular, yo creo que se han extinguido.



Abrazo grande



SIL