lunes, 19 de agosto de 2013

La chica de la recepción

Omar juraba que iba al gimnasio para mejorar su aspecto físico, pero la verdad era otra. Le gustaba Gabriela, la chica que atendía la recepción por la mañana. Y eso era algo que sabían todos, por más que Omar pusiera el grito en el cielo cada vez que alguien se lo echaba en cara.
- ¿La mina que está en el escritorio de adelante? ¡Pero si es más fea! - negaba cada vez que podía, mientras sus amigos se reían por lo bajo.
Era remisero, pero se cuidaba de quitar el cartel del parabrisas cuando estacionaba frente al local vidriado del gimnasio. A Gabriela le había dicho que trabajaba en una florería. Con esa mentira, tenía la excusa perfecta para llevarle siempre una flor distinta.
- Gabriela por qué no aprovechás este ramito de rosas, que se cayó el pedido y ya lo tengo envuelto - Omar empleaba un tono casual, como quien no quiere la cosa. Gabriela aceptaba sonriente, preguntando si acaso no podía esperar a que llegara otro pedido.
- Si piden otro, se arma uno nuevo. Descuidá.
Y luego se dirigía a algún aparato, donde en realidad no hacía nada más que acomodarse en tal posición que pudiera seguir observando a la chica que tanto le gustaba. Desde allí dejaba pasar la hora, contemplando su amor imposible. Salía del gimnasio sin una sola gota de sudor, sonriendo a la joven recepcionista.
- ¿Y cuando la vas a encarar? - preguntó con impaciencia alguien en el bar.
- ¿A quién? - Omar se la veía venir.
- ¡A la chica del gimnasio, hacete el gil!
- ¡Pero si es fea! ¡Cómo te puedo hacer entender eso!
Esa semana fueron rosas, crisantemos y claveles.
- ¿Estas son las que se usan en los velorios? - Gabriela observaba el ramo con cierto recelo.
- Si, me olvidé de entregarlas con una palma, hace un rato y no me daba la cara para volver. Imaginate, pobre gente.
- ¿Y en un ramo para un velorio?
- Viste como es la gente... ¿para qué contradecirlos?
Luego jazmines, rosas de nuevo y hasta una begonia en maceta.
- ¿Y esta?
- Me confundí de color. Querían roja y agarré una naranja. Quedátela, yo busco otra.
Una mañana dos de sus amigos pasaron por el frente del gimnasio y al verlo dentro, detuvieron la marcha. Se asomaron y lo llamaron con silbidos. Cuando Omar miró hacia donde estaban, empezaron a guiñarle el ojo y cabecear para el lado de la recepción. Gabriela, que estaba atendiendo un llamado telefónico, no los vio. Omar, en cambio, se pudo colorado de la vergüenza. Y si no era porque simulaba estar haciendo ejercicios en una bicicleta fija, habría salido corriendo del lugar.
- Vas a tener que hacer algo, viejo. En cualquier momento la mina te aparece con un macho y vos te morís de la depresión.
- ¡Y dale con eso... ! - Omar frunció el ceño, como fastidiado, pero luego agregó - ¿Vos decís que podría empezar a salir con alguien?
- Y...
Ese viernes juntó todo el coraje de la semana. Le había llevado fresias el lunes, liliums perfumados el miércoles y ahora, bajo el brazo, disimulando, llevaba rosas blancas.
Se plantó como siempre delante del escritorio y extendió el ramo.
- Gabriela, para vos.
- Qué bonitas Omar. ¿Una clienta se arrepintió?
- No, esta vez las traje para vos, de regalo. Y pensaba, no sé, si por ahí, que se yo, esta noche, o mañana, o una noche, o en otro horario, como vos quieras, o como a vos te parezca, yo pensaba, si por ahí, no sé, te gustaría ir a cenar conmigo, o ver una película, o las dos cosas, no se, si por ahí, que se yo, cuando quieras.
- Ay Omar, gracias... pero a mi novia quizá no le agrade que vaya con alguien a comer o al cine. Pero gracias, sos un tierno. ¡Y gracias por las rosas! Estas que te molestaste en traer especialmente para mi, me las quedo yo, que se cague Josefina, siempre se termina quedando con las flores que me traés.
Omar ya no volvió a ir más al gimnasio. Sus amigos en el bar aseguran que a pesar de eso, está en mejor forma.

3 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Bueno, no salió como lo esperaba. Pero valió la pena el intento. Su decisión su valentía, en algún momento le va a salir bien.
Y quizás obtuvo algun resultado. ¿Cual es le explicación para que esté en mejor estado, sin ir al gimnasio?

el oso dijo...

Trataré de centrarme en el argumento y no en propias experiencias...
Muy buena, Neto, las historias de amores imposibles -o posibles, pero como si no lo fueran- están buenas si están bien contadas como ésta.
Abrazo

JLO dijo...

muy buena... y con final inesperado... flor de gil jaja... nah, puede llegar a pasar tranquilamente... salu2...