El primer ladrillo de la obra desató la alegría del flamante matrimonio. El sueño era la casa propia, pero conocían sus limitaciones financieras. No les importaba que demoraran años en construirla. Tenían paciencia.
Fue su quinto nieto el que les preguntó por aquellas paredes a medio construir en el terreno del otro lado de la calle. Ellos, entre risas, narraron al pequeño el antiguo sueño de la casa propia.
Desde que habían usurpado la casa de enfrente, aquel gastadero de plata les pareció la más grande ridiculez que se les había ocurrido.
Carlitos
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Con once años son otros los horrores, efectivamente.
Jugar a las escondidas se podría considerar casi normal una tarde de
primavera; jugar en grupo, en la...
Hace 4 semanas
1 comentario:
Jajajajajaja
ja
;)
No es fácil construir, Netito...
¡no es fácil !
Abrazo
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