lunes, 12 de mayo de 2014

Vigilante

Los ojos se le cerraban continuamente, como si los párpados le pesaran una eternidad. Era el abismo del sueño, el precipicio mismo, la oscuridad sin estrellas. Pero él no podía dormirse, no debía.
Su cabeza caía un instante y la misma gravedad lo obligaba a levantarla otra vez. Cinco segundos después volvía a repetirse la escena, casi cíclica, destinada a un solo final.
Pero a pesar de estar a un paso de la inconsciencia, algo residente muy en el fondo de su mente le susurraba un constante "no te duermas, no te duermas". ¿Por qué? ¿Cuál era la causa?
En el límite entre el sueño y la realidad, las razones de estar de un lado o del otro, no se comprenden, solo existen. No había forma que recordara el motivo, solo debía estar pendiente, no dormirse.
Y cada tanto, con los ojos entre cerrados, seguía observando lo mismo y por lo tanto, sabía que todo marchaba bien. Aquello inmenso y celeste seguía girando. ¿Con qué sentido? Ya lo había olvidado.
Obtuvo otra breve victoria en su batalla contra el cansancio, cabeceó una vez más y volvió a mirar sin mirar, pero tranquilo de ver lo mismo. Siempre lo mismo. Aquello girando. Un planeta, eso. El que debía vigilar. Casi que hasta recordaba el nombre... pero los párpados cayeron y la inmortal contienda volvió a repetirse, cíclica, interminable. ¿Para siempre?

1 comentario:

SIL dijo...

Como en el film

Gravedad =)




Abrazo.