martes, 22 de julio de 2014

Cazador invisible

El sabueso se relamió encima de su presa. La lengua se paseó brillante y enaltecida sobre sus labios oscuros y rebosantes de saliva. Los gritos llegaron desde lejos, pero aún así sus oídos los captaron. Arqueó el lomo, cuyo pelaje se había erizado, y observó con ojos inyectados en sangre hacia aquel paraje del bosque desde el que provenían aquellos sonidos escandalosos.
Las sombras eran sus aliadas, podía moverse donde quisiera que quedaría a salvo. La noche era su protectora. Pero su instinto obligaba a todo lo contrario. El aire se llenó a olor a fétido. El olor del hombre. De una sabrosa comida. Rugió, golpeándose el pecho con sus enormes patas, desafiando su cuerpo con golpes potentes y sonoros.
Pudo sentir la tensión entre los árboles, como la quietud le ganó al falso coraje de quienes venían en su caza. Dejó atrás el cadáver a medio terminar de aquella jovencita y a fuerza de velocidad, ganó terreno en la oscuridad. Los murmullos fueron ganando en intensidad. Segundos después divisó las siluetas, las antorchas encendidas, las rústicas armas en alto. La imagen vívida del terror se instaló en los rostros ocultos. No necesitaba verlos para saberlo.
Pero no tenía necesidad de acabar con todos. No tenía el menor sentido. Solo buscó a uno, lo apresó con sus garras y se internó más allá de los árboles, donde la espesura del terreno era una sola pieza negra, casi impenetrable.
Los hombres quedaron petrificados largos minutos, sin tener noción del tiempo. Respiraron solo cuando uno de ellos gritó que faltaba alguien. Pero la bestia ya no los escuchaba. Estaba lejos, saciando el hambre con devoción. Luego descansaría. Debía reponer energía para continuar el juego. Ellos retornarían, trayendo el alimento. Como cada día, como cada noche. El verdadero cazador no es el que no se deja ver, sino aquel que los demás creen que no existe.

2 comentarios:

SIL dijo...

Gran metáfora- la de tu perro cazador - de la guerra que vemos avanzar con sus fauces sanguinolentas, en una franja despojada de Dios y de dioses.


¨ Estaba lejos, saciando el hambre con devoción. ¨


Abrazo, Netito.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Me gusta literal que metafora.
Importante el detalle de que se sienten aliviados cuando el cazador se llevó una victima, al saber que tendran una tregua.
El proximo paso será proporcionarlas, tal vez sean jovencitas.