martes, 6 de octubre de 2009

¿Hay alguien ahí?

¡Justo ahora se le acaban las pilas! Jimena golpeaba la linterna contra la cerca de madera como si con eso pudiese solucionar algo. Intentó enfocar la vista en la oscuridad, pero solo eran siluetas inertes. Solo el contorno de las hojas parecían moverse e incluso hasta de ese movimiento desconfiaba que fuera real.
Ni un solo sonido. Ni siquiera los grillos. No había brisa alguna. Movió sus pies para hacer algo de ruido. Escuchó las hojas secas romperse y eso la tranquilizó.
¿Hay alguien ahí? volvió a gritar, como hacía unos minutos. Ninguna respuesta.
Avanzó con miedo. De a poco. Se topó con lo que parecía ser un arbusto. Golpeó de nuevo la linterna, con el mismo resultado.
Basta, se dijo. Lo que hubiese provocado el grito que había escuchado, ya se había ido. Con cautela le dio la espalda al monte. Y luego gritó ella.
Dónde debía estar su casa, no había nada. Se olvidó del pánico y corrió en la noche. Nada. Su casa no estaba. Ahora era todo monte. Hasta la cerca de madera había desaparecido.
El grito, el mismo que había escuchado antes, cuando miraba televisión en su cuarto, surcó otra vez el aire y heló su corazón. Sintió pasos muy cerca. Hojas secas crujiendo. Una respiración agitada. De ésta última no sabía si acaso era la suya.
No tenía muchas opciones. Giró en redondo y se enfrentó al miedo.
Allí no había nadie. Solo las siluetas en la oscuridad. Un escalofrío le recorrió el cuerpo. Se dejó caer de rodillas, asustada.
- ¡Jimena! ¿Estás afuera?
La voz de su madre. Pero era imposible, si su madre estaba muerta, no podía ser... miró hacia donde estaba su casa y la misma volvía a estar allí. Y en la puerta, su madre se asomaba bajo el marco, como esperando una respuesta.
Jimena corrió hacia donde estaba ella y la abrazó con fuerza.
- Vamos adentro Jimena. ¿Me querés decir que hacías tan tarde afuera? Vamos, que te vas a resfriar.
Y Jimena entró, sin pedir explicación, sin desearlas tampoco, abrazada siempre a su madre.

10 comentarios:

Felipe R. Avila dijo...

Gulp! Me dejaste pensando,Neto..
Es horrible intentar una respuesta, tal vez lo mejor sea la duda, la ambigüedad para, en vez de razonarlo, "sentirlo" a este relato.
Pero...no me puedo quedar sin mi opinión chiquitita.
Y es esta: la madre está muerta,todo se perdió y pasó.
Pero queda un tiempo, el de la niñez,asociado a la felicidad, donde la casa aún era fuerte,resistente, como esa madre que la llama cerca suyo.
Jimena murió?¿hay un intercambio de dimensiones como en la "brecha"
¿qué mas da?
El amor recíproco entre un hijo y su madre, parece usted decirnos,Neto, perdura...

Isabel Barceló Chico dijo...

Muy inquietante, entre lo onirico y lo futurista... Se siente la angustia. Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

hay alguien ahí? esa pregunta misteriosa y de la que ni Jimena ni yo queremos saber la respuesta, es la misma fuerza que impulsó al personaje a vencer ese miedo, a dejar de la do la linterna q no funcionaba, a correr entre siluetas y perderse en el monte; a comprender que cualquier verdad es efímera ante el amor entre un madres e hijos.
impecable Neto!
Un placer leerte como siempre!!!

SIL dijo...

Leí tres veces...
Leí el comentario de Felipe.

No sé si acierto, Neto, pero me quedo con la idea de que Jimena murió, y se reencontró con su mamá.
Prefiero éso a pensar en una pesadilla...
Puedo ?

Maravilloso, una vez más.
ABRAZO ENORME, Hermano.

Con tinta violeta dijo...

Hola Netomancia: me quedé con tu nombre en el taller kapasulino y hoy he leído tu texto. Me gusta todo, desde la concepción de la historia, las palabras, el ambiente misterioso.
Te felicito sinceramente.
Un saludo desde España.

Paloma.

Lisandro dijo...

Jimena estaba muerta?? estaba soñando??? me dejo pensando y mucho... me gustó amigo, un abrazo!

Netomancia dijo...

Bueno, reconozco que es un cuento extraño, no siento nunca las bases de lo que es real y lo que no. Pero eso quería alcanzar con este texto. Hay muchas perspectivas y se abren muchos interrogantes. ¿No es lindo? Yo disfruto con sus apreciaciones, me encanta ver a las conclusiones que llegan y lo que el texto abre en sus mentes.
Claro, me dirán, pero que es lo que pasa en realidad. Libertad, eso pasa. Libertad en el uso de la imaginación a merced del lector.

Felipe R. Avila dijo...

Libertad?
¿Qué es eso?
jeje..

Anónimo dijo...

Neto... lei tu especie de aclaración, que no hace nada más ni nada menos, que dejarnos libres para preguntarnos...¿que pasaba en realidad??? jeje
Se me había ocurrido que quizás Jimena era sonámbula, yo soy de esas, y me pasa que después de despertarme de un sueño, creo que todavía estoy en él, o que no dejé de soñar, encontrandome parada en alg´´un lugar queriendo hacer algo totalmete ilógico... pero bueno...es raro...
Me gustó mucho... tiene suspenso y eso hace el texto muy intrigador.
Saludos...Noe

el oso dijo...

Los propios fantasmas agitan a quien ni siquiera sabe si es un fantasma.
Cuántas veces somos jimenas y cuántas veces necesitamos el abrazo de los que ya no están...
Excel, Neto...