martes, 24 de agosto de 2010

Migajas

Con mirada de pocos amigos, el gerente Iturbe entró a su oficina donde sentados delante del escritorio lo aguardaban tres empleados. Sin saludar se dirigió a su silla de respaldo alto, tomó asiento, hojeó unos apuntes garabateados en hojas que tenía sobre el escritorio, llevó su mano al teléfono y se detuvo en ese instante. Como si los viera por primera vez, dejó el teléfono en su lugar, se irguió en su asiento y con voz autoritaria le habló al empleado que tenía justo delante.
- González, le voy a tener que ordenar que comience a hablar o piensa hacerlo ahora, porque como verá tengo muchas cosas que hacer y el hecho que estén aquí me incomoda.
- No, por favor, don Iturbe, disculpe, es que, que... pensé que estaba por hablar por teléfono.
- González, cuánta perspicacia. Si, estoy por hacer una llamada, pero están aquí y no puedo. ¿Me va a decir el motivo por el que están en mi oficina?
- Si, claro, por supuesto don Iturbe. Yo, digo, nosotros - corrigió señalando con la mano a sus dos compañeros - vinimos en representación del resto de los empleados de cómputos. Sucede que, bueno, verá, usted vio como aumenta todo, los precios digo, y nosotros, todos, es decir, los de cómputos, queremos ver que posibilidad hay de un aumento, no mucho, ojo, solo como para poder llegar a fin de mes.
- Ninguna González. ¿Vinieron por eso nomás? Si es así...
- Pero don Iturbe, según los reportes a la empresa le está yendo bien, es decir, no creo que represent...
- ¿Usted no cree qué González? No le pago para creer, le pago para que haga no se que carajo en su área. Le repito, no hay dinero para nadie. Cuando haya, lo sabrán. Mientras tanto, agradecería que me dejaran seguir con mis tareas.
- Don Iturbe, espere, espere, escúchenos al menos.
- Acaso no los escuché.
- Es que tenemos aquí un listado de todas las tareas que hacemos a diario, con esfuerzo y dedicación, mire, aquí, espere, aquí lo tengo - tras sacar de su maletín un sobre, lo colocó sobre el escritorio.
- González, pierde su tiempo.
- Don Iturbe, no le pedimos mucho. Apenas unas migajas.
- ¿Cuánto gana usted González?
- Lo mismo que los demás compañeros don Iturbe, dos mil quinientos.
- ¿Cuántos son en cómputos?
- Diez. Once conmigo, perdón.
- Bien, dígame ¿si le doy algo aunque sea, me dejarán seguir trabajando?
- ¡Por supuesto don Iturbe, claro que si!
- Bien, desde el mes que viene, avíseles a sus compañeros, tienen un aumento de doscientos cincuenta pesos.
- ¡Don Iturbe, pero... pero que gran alegría!
- Usted no se alegre González. O de dónde cree que saldrá el dinero. Ahora me dejan trabajar y usted González cierre la puerta de calle al salir.

10 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

Este sería un buen relato de humor negro...si no supiéramos que este tipo de situaciones se está dando realmente. A veces no de forma tan lineal causa-efecto, pero sí algo mas sibilina...
Bien contada una situación triste. Esto a veces se resume en: o tú o yo.
Lo bueno del caso es que en cuanto Iturbe deje de dar resultado, se irá exactamente por la misma puerta por la que hizo salir a González, en una especia de justicia diferida...
Confiemos en que se pueda levantar cabeza en medio de tanta crisis.
Abrazos!!!

SIL dijo...

:O
:O
:O



Sos un gran escritor...
Me siento orgullosa de ser tu amiga.

FIN

Felipe R. Avila dijo...

Pero Don Iturbe es un gran jefe,
de garn corazón, al final.
Y muy considerado.
Porque pensemos:
les da $250 a todos los empleados, desde el mes próximo.
Esto es un aumento (en blanco, no en negro, es decir que les va con descuentos al fisco) de... ¿cuánto porcentaje?¿cerca de un 15% ?
Es un buen aumento.
Y González...al ser despediso y por contratos de trabajo le corresponde una indemnización.
Por ser delegado...¡¡¡el doble!!!
(sin contar que si se mete el gremio no lo despiden nada).
Al final, a Don Iturbe le va a costar recaro querer quedarse a solas tal vez para hablar por teléfono con su amorcito...
¿O no?
Felipe
PD:¡bien por don Iturbe!jejeje.

Netomancia dijo...

Doña Tinta, la explotación laboral y el abuso de poder está siempre a disposición de la realidad, más en aquellos empleos donde no hay un gremio (que a veces tampoco son una garantía) que los defienda. Gracias! Saludos!

Doña Sil, el día que lo escribí venía dándole vuelta al tema laboral por una cuestión personal y salió esto, nada de otro mundo. Gracias! Saludos!

Felipe, ja, que reflexión! Vivan las empresas explotadoras y negreras. Es más, si quiere, le hago algún contacto jaja. Un abrazo!

Felipe R. Avila dijo...

Fuera de broma, en el 2010 YA NO ES TAN FÁCIL DESPEDIR A ALGUIEN QUE ESTÉ CON TODO EN REGLA, MAS SI TIENE CONTRATO Y MAS SI ES DELEGADO PORQUE EN SERIO TODO LE CORRE EL DOBLE...Lo que pasa es que en ése trabajo del cuento no hay gremios...se jooroban,
y yo lo sufrí en la década pasada donde -en serio- un día allá por 1999 despidieron en navidad a 43 empleados, y ¡¡¡encima les pagaron la indeminzación en cuotas!!!
Y sólo la tercera parte.
Encima un par de empleadas estaban embarazadas, y es ilegal dejarlas sin trabajo en esas condiciones...un escándolo para que se vuelva millonario un buen abogado.
Pero claro, uno, despedido y en la calle ¿afronta un juicio que puede durar tres años o agarra lo que le dan...
de "migajas"?
Excelente cuento el tuyo,querido amigo.Al margen de la broma de del explotador "bueno"...

Netomancia dijo...

Gracias Felipe, ya estaba tomando nota para seguir esclavizÁndote con los dibujos sin que pudieras reclamar nada jaja. Abrazo!

Anónimo dijo...

río, lloró? me indigno? que joraca hago con estos "jefecitos" que la vida nos regaló?
ahhhhhhhhhh que horror! el relato es genial Neto, el diálogo es tan afilado que corta palbra por palabra, pero me queda un gustito amargo que ni te cuento....
jeje
Saludos!

Netomancia dijo...

Y la que tenía yo cuando lo escribí? Ja. Ni te cuento. Pero lo transformamos en cuento. Un abrazo Dieguito!

Felipe R. Avila dijo...

Lo que se dice:
"sublimaste",Neto.
Transformaste esa energía mala en Arte.

el oso dijo...

Créanme que esto ya lo viví, con alguna variación pero en esencia la misma historia.
No es un cuento lo suyo, Neto, es una crónica.

Che, que nunca les toque Felipe como jefe...

Abrazos