martes, 1 de febrero de 2011

Seducido

El la miraba anonadado desde el zaguán. Ella pasaba todas las tardes, siempre a la misma hora, con paso lento, que a sus ojos se antojaba sensual.
Sus ropas solían provocarlo, hacerle sentir que el corazón le palpitaba a toda velocidad. El negro le sentaba bien, resaltaba sus curvas, adhiriendo a su cuerpo la elegancia justa para semejante rostro.
Le sonría a su paso y ella, a veces, contestaba con un gesto similar. Pero la mayoría de las veces, bajaba la vista y seguía su andar, en una mezcla de timidez y pudor.
Caminaba sola, bajo la sombra de los tilos, a esa hora mágica en la que él sabía, iba verla pasar.
Muchas veces se prometió hablarle, saludarla, preguntarle el nombre. Sin embargo se contuvo cada vez.
El hábito negro era una barrera difícil de franquear.

6 comentarios:

SIL dijo...

Debiera probar suerte...
Tirar a las chalas, como se dice en mi pueblo (en una de ésas, el hábito negro cae con más facilidad de que el muro de Berlín :)

ABRAZO GIGANTESCO, NETITO
;)

YOP

SIL dijo...

Tachame un ¨de¨- que no va :)

Anónimo dijo...

anímese muchacho!!! no hay color que resista la seducción de unas buenas curvas!!! jeje
saludos Netuzzz!

Con tinta violeta dijo...

Solo te faltó añadir que era un "adolescente", ja,ja ¡o son imaginaciones mías?
Muy bueno lo del final...hace que pienses que es un chaval tímido hasta la última frase.
Besos!!!

Felipe R. Avila dijo...

jajajajajojojojo!!!
Me hiciste acordar de algunos
(no me pida nombres)
que son como el del cuento
y "no perdonan a una".

Netomancia dijo...

Carla, mucho éxito con la organización de ese encuentro!

Doña Sil, sería un mal hábito (malo el chiste ja) Saludos!

Dieguito, no debe ser fácil encararse una monja jaja. Saludos!

Doña Tinta, si, pero entonces nos damos cuenta qué era la mujer ja. Saludos!

Felipe, vamos, ahora derrame nombres, vamos, vamos!