martes, 20 de noviembre de 2012

Sol mediante



Trazó su dedo en la arena, formando un nombre cualquiera. Luego levantó la mirada y eligió una mujer al azar de todas las que habitaban la playa. Sacó del bolsillo trasero de su short de baño un fósforo húmedo y lo arrojó al aire. En ese preciso momento, la mujer empezó a sentirse enamorada de un tal Ramón, que le había pagado con billetes nuevos para salir de su soledad. El brujo, en tanto, se alejaba camino al casino para proseguir sus vacaciones. Bastante recreo se había tomado ya, despuntando el vicio de siempre.

2 comentarios:

José A. García dijo...

Los vicios son difíciles de dejar atrás...

Saludos

J.

Felipe R. Avila dijo...

original,como siempre!