domingo, 6 de enero de 2013

Desayuno interior

Por la mañana caliento el agua, mientras pongo el fuego para las tostadas. Corto el pan en rebanadas y coloco yerba en el mate. Aguardo mirando por la ventana los primeros indicios del sol. En breve el agua va a un termo y el pan en la tostadora.
Luego me siento ante una mesa demasiado grande para mi pequeña soledad y desayuno con la compañía de los sonidos que vienen de afuera: los pájaros, algún perro del barrio que pretende despertar a sus dueños con ladridos, el sonido de la mañana que nace a regañadientes.
La bombilla se entibia con el mate y mis labios la apresan suavemente, anhelantes de ese líquido amargo que recorre su cuerpo. Me remonto a otros tiempos, otros despertares, el mate trae nostalgia, recuerdos.
Me preparo una tostada con manteca. Observo como se derrite. Antes le ponía también azúcar. Ahora me han pedido que me cuide, con lo dulce y lo salado. La salud, el tiempo, los años. De todos modos la saboreo. El paladar disfruta el instante. Apuro la bombilla para que los sabores se combinen.
Ruego para que el mundo se detenga, que sea siempre este momento. Ruego en silencio, para mis adentros, sabiendo que nadie me escucha. Es una plegaria en vano. Es una vida en vano. Por la mañana mi mente es siempre más clara. El resto del día se turba, se confunde. Y no puedo hacer nada contra eso.
Mientras retiro las cosas de la mesa, comprendo que la magia se ha ido, el mundo ha vuelto a moverse. El sol indica afuera que el día ha comenzado. Los sonidos ya son otros. Hasta el segundero del viejo reloj de pared pareciera correr más rápido.
Golpean la puerta. Son ellos. Me vienen a buscar. Busco en el cajón de la única mesa de luz el chumbo y por las dudas, la navaja. Salimos temprano, la calle está dura y uno cada día más viejo. El crimen ya no paga como antaño. Dejo la casilla atrás. Ya soy otro. El de la tarde y la noche. El del choreo y la mala junta.


5 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

Ojala mañana el tiempo se detenga en ese desayuno interior y no oiga los golpes en la puerta. Al menos sería mas libre!

SIL dijo...

Algunos destinos ya no pueden revertirse, ni siquiera con la magia cotidiana de los amaneceres.



Abrazo, Netito.



SIL

casss dijo...

El tiempo debiera detenerse en una tostada con manteca y azùcar...

saludos!

el oso dijo...

A veces uno ni siquiera puede creer las cosas que hace cuando es otro.
Buenísimo, Neto.
Abrazo!

José A. García dijo...

Y bueno, a veces no queda otra que hacer lo necesario.

Nos guste o no, claro.

Saludos

J.