miércoles, 6 de febrero de 2013

Hora de dormir

El niño cerró los ojos y los mantuvo apretados con fuerza. El ruido de cada noche estaba ahí. Era algo en el ropero, pero ni mamá ni papá le creían. Un sonido seco, como de alguien pelando nueces. Como cada noche, luego de un rato, volvió el silencio. Pero ya no el sueño. Permaneció con los ojos apretados hasta el amanecer, sin poder dormir. Al abrirlos, las cáscaras de nueces cubrían la habitación completa.

3 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

Algo hay ahí, en el ropero...seguro. ¿Porqué los mayores se empeñan en no verlo?...Y es que no solo se ve con los ojos de la cara...pero los adultos renunciamos a ello...
Me gustó el micro Neto!

SIL dijo...

¿Monsters Inc. ?




Abrazo, Netito.



SIL

José A. García dijo...

Los adultos nunca nos creen...

Saludos

J.