martes, 12 de marzo de 2013

Año y medio

La vista era imponente. Con la taza de café humeante, la contemplaba en silencio, como correspondía. La oscuridad del universo lo seguía deslumbrando. Era alucinante y paradójicamente, brillante.
Un simple cálculo le permitía saber donde estaba. La cantidad de días navegando a la velocidad de la luz era la clave para saber la posición de la nave. Y esa jornada marcaba el año y medio exacto.
Dejó de lado las cuentas, fascinado por esa cifra. Dieciocho meses. Parecía como si solo hubiesen pasado unas pocas horas desde el despegue en la base ubicada entre las montañas. Sin embargo, aquello estaba ahora muy lejos, más de lo que cualquiera pudiera imaginarse.
A veces pensaba en el planeta, en lo que había quedado atrás. La ciencia era su deber y por eso había asumido la misión. Cada tanto volvía la mirada hacia las pantallas para observar ese universo basto e infinito que se extendía a su merced, siempre inalcanzable, misterioso y desconocido.
No se animaba a cavilar sobre el futuro, la realidad que encontraría a su regreso, del paso del tiempo en la gente que quería. En su momento puso todo sobre la balanza y evaluó. No dudó jamás en la decisión. Tampoco se arrepentía. Eran simples pensamientos en medio de un viaje único, deseado desde su infancia, cuando soñar aún era un juego y no una meta.
La voz de Mariana llegó a sus oídos. Giró la cabeza y la vio, recién despierta, saliendo de la habitación, vistiendo tan solo un camisón rosado. La más brillante de todas las estrellas, la más hermosa también.
Cuando ella le dijo que estaba dispuesta a acompañarlo en ese viaje, no tuvo más que preparar los bolsos. En el confín de la existencia, con el amor de su vida. ¿Qué más podía pedir? ¿Descubrir el sentido de la vida?
Acaso ya lo había hecho, el enamorarse de ella. Ahora solo viajaba en nombre de la ciencia, buscando otras respuestas, quizá menos importantes.

3 comentarios:

SIL dijo...

Después de que uno se enamora, todo el resto pasa a ser ¨menos importante.¨



Abrazo, Netito.



SIL

José A. García dijo...

Y la respuesta será 42 (chiste para entendidos).

Buen relato.

Saludos

J.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Una buena historia. El personaje no está solo en su aventura espacial.