lunes, 13 de enero de 2014

El hombre que salió del clóset

La noticia se propagó como reguero de pólvora. En el barrio todos hablaban de Ricardo, el carnicero, del que decían, había salido del clóset.
Hablaban de su valentía, de su decisión, de su masculinidad, de cómo lo verían ahora al pararse frente al mostrador y la sierra y pedir un corte de carne.
El único ofuscado por la noticia, hasta podría decirse, furioso, era Ismael. No era para menos. El clóset del que había salido era el suyo, y aquello había ocurrido al regresar un día antes de lo previso, de un viaje de negocios.
Ahora Irma, su mujer, se estaba mudando a lo del carnicero. Y mientras tanto, el barrio no paraba de hablar.

4 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Es interesante como preparas para que parezca que va para un lado, para ir para otro, sin dejar lugar a dudas. La partida de Irma no deja otra interpretación posible.

SIL dijo...

Pasa en las mejores familias, che. Pobre Ismael...



Abrazo.

el oso dijo...

Se me ocurren chistes asociados a la entrada de Ismael a la carnicería pidiendo algún corte específico, pero no lo pronunciaré aquí, dijo Gandalf.

Vivian dijo...

Pobre Ismael, creo que de la amargura no come más milanesas!
Igual, si yo fuese él no me porto por la carnicería, mira tú si Ricardo sale con la sierra.
Genial, no me esperaba ese giro al final.
Un beso