sábado, 29 de marzo de 2008

Ale

para Alejandra

El suelo, la tierra, la casa donde volver,

se sabe que estás y más,

que dos manos son pocas y no lo son,

que elegiste libertad

dejando el alma en la puerta.

Que te llamarán dichosa generaciones de barrio

de calle de tierra.

Que mirando cielos nuevos

no te conmueve el fulgor.

Que se puede retornar a vos siempre,

desde cualquier lugar.

Porque ese viajero incansable hace puerto,

toca tierra, besa el suelo,

y siembra el cielo de atardeceres

de la mano

con bolsas del pan de todos

leyendo del libro de la existencia

los sueños más locos

teñidos de utopías

que ya se están realizando.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

un homenaje como éste, querido osos, no necesita mas palabras, no puedo agregar nada a una descripción tan perfecta y eterna sobre la gran Ale, precioso...

Anónimo dijo...

maravilloso!
un poema que envuelve toda la ternura y fuerza de nuestra querida Ale.

un super abrazo!

Netomancia dijo...

Notable como rescatás la esencia principal de la gente en tan pocas palabras.