para Alejandra
El suelo, la tierra, la casa donde volver,
se sabe que estás y más,
que dos manos son pocas y no lo son,
que elegiste libertad
dejando el alma en la puerta.
Que te llamarán dichosa generaciones de barrio
de calle de tierra.
Que mirando cielos nuevos
no te conmueve el fulgor.
Que se puede retornar a vos siempre,
desde cualquier lugar.
Porque ese viajero incansable hace puerto,
toca tierra, besa el suelo,
y siembra el cielo de atardeceres
de la mano
con bolsas del pan de todos
leyendo del libro de la existencia
los sueños más locos
teñidos de utopías
que ya se están realizando.
3 comentarios:
un homenaje como éste, querido osos, no necesita mas palabras, no puedo agregar nada a una descripción tan perfecta y eterna sobre la gran Ale, precioso...
maravilloso!
un poema que envuelve toda la ternura y fuerza de nuestra querida Ale.
un super abrazo!
Notable como rescatás la esencia principal de la gente en tan pocas palabras.
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