lunes, 5 de julio de 2010

El Progreso

Aquí voy, como aquel guardián en el centeno, desafiando las carreteras marcianas que se expanden hasta el infinito. La aguja del velocímetro ya ha superado la barrera de los 100 kilómetros por hora y apenas diviso ese letrero que reza: "Traemos el progreso".
El paisaje uniforme y rojizo me obliga a perderme entre mis abominables delirios de grandeza.
Pienso y sueño, quizás, con esas cautivantes miradas que algunas veces se dejan ver desde el infinito espacial que cubre esta desolada autopista espacial.
Traemos el progreso....

Marte tuvo un inmenso océano que cubría hasta un tercio de su superficie, y eso lo supimos en aquellos tormentosos años que se escurrieron en mis manos entre los manuales de historia y las lecciones de la Profesora Moore... creo que fue por el 2010 cuando aquellos científicos norteamericanos descubrieron el gran océano que hoy, cubierto de asfalto, recorro con mi descapotable endiablado y descontrolado.
El viento que golpea mi frente sólo me recuerda que mi soledad es tan abrupta como los acantilados que comienzan a dibujarse al final del camino.

Progreso, progreso y progreso.... aquello fue lo único que prometían sin cesar los grises hombres de corbata que nos enviaron a construir esta desorbitada pieza de ingeniería terrícola en el más espectacular paraje espacial que podría existir...
Las excavaciones se producían frenéticamente durante todo el día marciano y sus equivalencias terrestres; el ritmo alocado y demoníaco fue debilitando uno por uno a mis compañeros.
El asfalto y el avance de las obras fue quemando poco a poco sus pulmones sedientos de un respiro pausado y sereno.
Mientras todo esto ocurría, yo me encerraba en el taller de máquinas de la base espacial y preparaba mi viejo coche para cruzar lo que algún día sería la GRAN autopista que uniría las futuras ciudades que se elevarían en el planeta rojo.
Bien sabía que ninguna dama podría resistirse a mi flamante coche, cuidadosamente pulido y brillante. Aunque esas féminas fueran extrañas para mí, sospechaba que aquellos destellos que por la noche me deslumbraban eran sus ojos fascinados por mi trabajo.

Ahora que la autopista concluye frente a los grandes acantilados y mi coche no deja de acelerar, vuelvo a ver esos destellos seductores que parecen guiñarme un ojo...

Mientras mi coche cae por el abismo final y mi cuerpo se destroza átomo por átomo, perdiendo primero la piel y luego el cabello para culminar con una violenta explosión, logro divisar el último letrero del camino...

"Traemos el Progreso".

12 comentarios:

Felipe R. Avila dijo...

Buenísimo!!!!!
Esa idea del progreso que asfalta la naturaleza, en una vuelta de tuerca para un "tuerca" galáctico...
En un momento, Diego, me imaginé a una de esas mujeres de Pin Up, acostada sobre el capot del auto pulido y brillante, mientras el tipo maneja veloz por las arenas marcianas...¡Muy bueno,che!

SIL dijo...

El asfalto y el avance de las obras está quemando poco a poco nuestros pulmones...

Vaya profecía, Diego.

Ni tan rojo ni tan lejos, ese futuro que nos destroza, figura en miles de letreros que nadie quiere leer.

Beso grande

SIL

Netomancia dijo...

Dieguito, muy bueno. Llevamos la miseria humana a otras latitudes, bien por nosotros! Me gusta esta serie de cuentos de ciencia ficción que venís publicando! Un abrazo!

Netomancia dijo...

Dieguito, muy bueno. Llevamos la miseria humana a otras latitudes, bien por nosotros! Me gusta esta serie de cuentos de ciencia ficción que venís publicando! Un abrazo!

Con tinta violeta dijo...

Bravo Diego, está fantástico este relato-profecía sobre la humanidad, sus metas y su final...la verdad es que corremos tras unas metas trazadas por verdaderos "hombres grises", en nombre de un llamado "progreso"...
Igual es cuestión de pisar el freno a fondo y pensar ¿adónde vamos?...
Esta es una buena colección de historias: esperamos la próxima.
Abrazos!!!

Anónimo dijo...

Felipe, muchas gracias por el aporte, las chicas pin up serían un buen complemento para esta historia marciana jejeje!
Sil, ni tan rojo ni tan lejos, creo que lo has dicho mejor que nadie, hasta me gusta como titulo esa frase jeje!
Neto, gracias (por partida doble jeje), será tu influencia que ultimamente ando tanto por la ciencia ficción? jejeje
Tinta, gracias por la lectura, prometo seguir con estas historias si quieren salir de mi cabeza dura y perezosa jajaja!
saludos a tutti!

salvadorsanz dijo...

carreteras en marte, que flash,esta muy bueno! marte es lo mas,espero vivir para cuando lleguemos,por ahora me voy a madryn je,el editor de lo del eternauta, me contesto que ese material va a españa, que algunas comiquerias lo consiguen pero no me dio mas data.supongo que aparecera por ahi,con todo lo que editan alla me agarra una envidia jeje!

abrazo

Anónimo dijo...

gracias Salva por el dato y por pasarte por acá, la verdad que estoy tras el cómic en Madrid, pero aún no lo han editado, creo que este mes será el definitivo!
saludos!

Felipe R. Avila dijo...

Diego ¿Por qué no lo invita al artista Salvador Sanz a ilustrar un cuento suyo del
"Proyecto Cuatriciclo",eh?
Digo,nomás,qué se yo...

el oso dijo...

Brillante, Dieguito. Me remontó -no a las pin up del Felipillo- sino a esas pelis posapocalípticas donde las carteleras desmienten la realidad.
¿Será que fui a ver The Road? Te salió una impresionante acuarela de la condición de la civilización humana.
Abrazos

Anónimo dijo...

y osito, te gustó The Road? a mi me fascino, Vigo está impresionante en ese relato tan gris y apocalíptico!

el oso dijo...

The road es de las películas que por sí solas justifican la existencia del cine. He bicho