miércoles, 14 de diciembre de 2011

Amparo y piedad

La barca llegó a oscuras, arrimándose a la orilla con timidez. Los niños saltaron a tierra y se alejaron de la costa. El manto de estrellas que los cobijaba se perdió en la espesura del lugar, rodeado de un mundo mágico de árboles, que recortados contra el cielo eran gigantes inmóviles.
Avanzaron casi a ciegas, guiándose por la espesura y la vegetación. El sonido ausente de la fauna los sobrecogía a cada paso. Cansados, hicieron un alto. No creían posible que pudiera alguien encontrarlos allí. Se recostaron sobre la hierba húmeda, sintiéndose protegidos por aquel inmenso jardín secreto, en medio de una isla que apareció de golpe entre la niebla, salvándolos de la inminente cacería a la que estaban condenados.
Al despertar, descubrieron un lugar que irradiaba paz. No lo dudaron, se quedaron allí por siempre, sin volver a la costa, sin preocuparse por el hambre ni la miseria. Un hogar secreto, en el silencio de una isla y un jardín invisibles para la humanidad. Los cinco niños esclavos vivieron desde entonces en paz y en libertad.

3 comentarios:

SIL dijo...

Como en un sueño.


Abrazo grande.


SIL

Con tinta violeta dijo...

Por favor hazme un mapa de donde está ubicado ese paraíso terrenal, que me apunto!!!
Me gustó.
Besos!!!

Netomancia dijo...

Doña Sil, quizá lo sea... Gracias! Saludos!!!

Doña Tinta, ya lo borraron del mapa por desubicado ja. Gracias! Saludos!