Caminando va por la acera, paraguas en mano pero sin abrir, sintiendo la lluvia caer sobre su ser. Silba algo, no sabe qué, pero le gusta la melodía. Salta cada charco, se ríe ante cada gota que cae sobre alguna de sus mejillas y patea montoncito de hojas que se cruza.
Camina sereno los últimos metros de su vida. Sereno y feliz, ajeno al malestar de otros por la lluvia, al ir y venir de los comerciantes sacando los carteles y mercaderías que estaban en las veredas, de las amas de casa luchando por bajar persianas y cerrar ventanas.
El cielo nublado le resulta simpático, los relámpagos, una melodía. La naturaleza agita con fuerza los árboles y el día parece venirse abajo. Y todo, absolutamente todo, le resulta excepcional.
En la esquina se detiene. Mira a un lado y al otro. Cuenta mentalmente los segundos y llega a diez. Puntualmente el autobus aparece y dobla en la calle. El se arroja.
La lluvia se convirtió en diluvio y el viento vibró en toda su magnitud. El colectivero y los pasajeros bajan de inmediato, pero ya era tarde. Los lamentos provienen en todos los tonos. Algunas personas lloran. Los vecinos se acercan, algunos desafiando incluso la tormenta, sin siquiera buscar protección.
Buscan algún dato en sus pertenencias, algún celular para llamar a un familiar, pero no encuentran nada. Más tarde llega la ambulancia. Todo se desarrolla en una velocidad muy lenta, indiferente, irreal.
Un niño veía todo desde una ventana cercana. Lo que no comprendía, lo imaginaba. Lo que no entendía, lo asimilaba. Supo así que la felicidad está a un paso de la tristeza y que nada es lo que parece ser.
Se cansó de la lluvia, los llantos y la realidad. Corrió la cortina y prendió la Play. No existe nada que un buen video juego no pueda hacer olvidar.
Carlitos
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Con once años son otros los horrores, efectivamente.
Jugar a las escondidas se podría considerar casi normal una tarde de
primavera; jugar en grupo, en la...
Hace 3 semanas
4 comentarios:
el ordenador lo cura todo, en los adultos también, ya ves
Dos vidas en extremos opuestos que se tocan.
Se cansó de la lluvia, los llantos y la realidad...
Magistral Neto.
...Supo así que la felicidad está a un paso de la tristeza y que nada es lo que parece ser....
Qué belleza que sangra y sangra...
No quiero parecerte un tiburón, pero este blog me atrae y me atrae.
Besos.
Me encanta que te guste el blog! Fijate que tenés abajo de todo "Entradas antiguas" y decenas de relatos más! Acá ya hay más de 80 relatos y en el mío más de 100.
Saludos!
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