El camino largo y extenso, al costado de la ruta. Sus pies avanzando con prisa, para no perder el ritmo. El ruido solenme al pisar el suelo endurecido por el tiempo y cubierto por el azaroso trajinar del viento, verdadero dueño de las hojas y el polvo.
El lejano trino de los pájaros invadía el oído, pero con sano propósito de endulzar los sentidos. Algún grillo se sumaba, desde alguna maleza rala, escondido de la gente como temiendo el repudio.
Ya la noche había caído y las luces de los coches de frente iluminaban su andar. La vista siempre al piso, mirándose los zapatos ir y venir. De vez en cuando la brisa fresca estremecía sus hombros desnudos.
Su cuerpo recortaba la noche para cualquiera que la viera avanzar desde un vehículo al pasar. Su tranco sereno pero decidido la llevaba donde muchos ya sabían, la podían encontrar.
Cruzó el puentecido de chapa que la separaba de su garita habitual y allí estaba, en su infierno terrenal. Cartera roja en mano, minifalda negra corta, muy corta y arriba, apenas un corpiño y un chal. Se llevó el pelo hacia atrás, al tiempo que respiraba hondo y se decía "una noche más".
Sacó de la cartera sus cigarrillos y un encendedor. Buscó que la brisa no le apagara la llama y encendió su cigarro. Su mirada se fue hacia un costado, donde una sombra cobró forma. No pudo más que atinar a cubrir su rostro, pero ya era tarde. Sintió como el filo frío y lacerante de un cuchillo le penetraba la piel de su rostro y hasta tuvo el tiempo de darse cuenta que la misma hoja salía de su cuerpo y volvía a entrar varias veces, mientras dolores indescriptibles se iban amontonando en su interior.
Lo último que vió, de espaldas sobre el suelo, fue un grillo muy pequeño, observándola curioso, desde un rincón de la garita, bien oculto en las sombras, como escondiéndose de la gente, temiendo a ser herido.
Carlitos
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Con once años son otros los horrores, efectivamente.
Jugar a las escondidas se podría considerar casi normal una tarde de
primavera; jugar en grupo, en la...
Hace 3 semanas
7 comentarios:
Eres un gran escritor...uno grande en verdad.
Este cuento me ha conmovido!
cariños!
=) HUMO
Extremecedor...te felicito!!
Un beso.
Gracias a los dos.
Y gracias también por pasar por el blog y seguirlo de cerca.
Me ha parecido leer una crónica periodística en versión de obra de arte literaria.
Me conmovió que tu historia haya ocurrido mil veces en la realidad, pero me quedé fascinada imaginando la mirada aterrorizada de ese grillo...
APLAUSOS para esta entrada.
ABRAZOS.
¡¡Brillante Neto!! Un terrible relato de la muerte cotidiana, contado con la maestría de que sólo ud es capaz...
Cuando empecé a leer, imaginé que la atrocidad venía por otro lado. No deja de maravillarme con sus relatos.
Muy buen texto Oso !
El final no me lo imaginaba crei que terminaria vendiendo su cuerpo , y al final lo termina matando!!
Me gustó mucho !
Besos
Estimada Literaria, debo aclararte que el texto es del Neto, que nos ha convocado en este blog. Más quisiera yo habérselo afanado a tiempo...
(en letra chiquita, abajo de la entrada, está el autor, uno de los cinco patéticos)
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