De mi niñez conservo pequeños recuerdos. Fogonazos, quizás....
Rememoro algunas cosas que el tiempo en esta lado del Universo me sugiere olvidar. Cuando poso mi mano frente al metálico y despiadado espejo de mis días puedo sentir un escalofrío indiferente que me recorre de principio a fin.
Nunca supe la causa exacta de esa sensación. Sin embargo sospecho que ella se produce como una macabra e insistente señal; como una advertencia de algo...
Quizás intente señalarme que este no es mi lugar; tal vez sea otra luz de un pasado lejano que mi cuerpo rememora y mi mente no llega a comprender.
Todas las mañanas camino por el desierto, agotado y ocultándome de los demás. Una triste continuidad de horas se posa sobre mi espalda y me obliga a encender fuegos, a recolectar alimentos, a vagar eternamente mientras me alejo de mis recuerdos; de mi niñez...
Cuando cae la noche me encojo suavemente sobre mis agotados pies y observo, casi de reojo, el oscuro firmamento que me envuelve. Intento recordar pedazos de mi historia y el frío sobre mi espalda comienza a dar señales de vida; de terror.
Distraigo mi mente con las indicaciones que aún puedo leer en el oculto fuselaje de mi nave, pero todo es en vano. Mi niñez clama por salir adelante más allá de que mi mecanismo de seguridad impida rememorar aquellos días en Mercurio, antes de la devastadora lluvia solar; antes de huir desdichadamente, dejando todo atrás, olvidando quien soy; quien fui...
La lluvia solar trajo la devastación, el incendio interno de nuestras cosechas, la codicia y el temor. Mi nave, en cambio, me trajo hasta aquí; hasta este alejado punto azul de la galaxia donde creí que hallaría la paz que perdí millones de años atrás.
Sin embargo, cada mañana que cruzo el desierto veo a mi lado más humanos que deambulan por sus carreteras; más rostros grises y hambrientos.
Lejos de olvidar aquella lluvia solar, observo este cielo y comienzo a recordar.
Actualmente todo luce igual que los últimos minutos que pude ver de mi lejano Mercurio.
Carlitos
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Con once años son otros los horrores, efectivamente.
Jugar a las escondidas se podría considerar casi normal una tarde de
primavera; jugar en grupo, en la...
Hace 3 semanas
9 comentarios:
Es un relato impecable, alimentado de imágenes esenciales.Nada sobra, nada falta, es un relato prolijo, doloroso, que lo hace sentir a uno caminando esas arenas en un mundo que se agiganta en su dolor, en su miseria,hace doler de ese otro que añora lo que alguna vez dejó atrás, hace escudriñar buscando al niño para darle libertad.
Felicitaciones, es un gran relato.
Un abrazo.
En sintonía con el micro-cuento de Felipe...
Diego te saliste.
Maravilloso.
La metáfora es estremecedora, y está contada con una belleza extrema.
Apocalíptico, pero real; duro, aleccionador, y una cascada más de adjetivos al tono.
Abrazo inmenso.
SIL
Es un relato soberbio, Diego. Se trasluce la soledad del que ha escapado y se encuentra aislado. Terrible la frase final...que junto a los rostros grises y hambrientos de los humanos con los que se cruza...no presagian nada bueno...
Felicidades!!!!
Gracias Sandra, me gusta mucho la idea de buscar y no olvidar a ese iño que queda dentro de uno, sea de donde uno sea, como vos muy bien lo decís! Gracias por la buena onda!
Sil, es cierto, esto va conectado de alguna manera con el relato de Felipe, y con ese vacío eterno que nos cubre quizás como civilización olvidada, un abrazo!
Tinta querida, me parece que este ser de Mercurio está muy atento mirando a su alrededor, cosa que más de uno de nosotros tendría que hacer no? jejeje
Saludos!
Diego:EXCELENTEEEEEE!
¡¡Un exiliado que prevé en nuestra actual polución ambiental y deterioro de la capa de ozono su antigua destrucción!
Un Dejá-vouz galáctico extraordinario!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
¡Gracias por todo,amigo!
Felipe
Gracias Felipe por el comentario che! Bueno, les cuento a los demás que este relato que escribí está en sintonía como bien dijo Sil con el micro relato de don Ávila, si lo quieren leer les dejo el link, 100% recomendable!
http://unapequeniaideaasidegrande.blogspot.com/2010/06/atlantida-previa-micro-cuento.html
Dieguito, que buen cuento!!! Es cierto lo que dice Felipe, un dejá vu espacial! Me gusta que uno primero empieza pensando en un humano y luego la idea del extraterrestre cobra fuerza, hasta dejarnos un mensaje premonitorio.
Párrafo aparte, me encantó el homenaje a Muse en el título!!!!!!
Un abrazo!
jejeje Netito, es que el miércoles tocó Muse en Madrid y tuve la suerte de verlos, son impecables!!!!
Y claro, me quedó en la cabeza el titulo y algo había que hacer no? jejeje
El no andar por estos pagos me hace perder -por un rato- relatos como éste (y otros anteriores) que me dejan pasmado y con la seguridad que este espacio está tan bien cuidado que me da pena -casi- volver a escribir.
Una maravilla, Dieguito.
Abrazos
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