Ser niño no es fácil. Es una suma de contradicciones. Por un lado, la libertad y el tiempo, por el otro, la obediencia y los límites. Pero es cuando aprendemos a corretear, a decir la palabra, sabernos hijos y hermanos, a tomarle el gusto a la risa.
De niños conocemos la amistad, el juego compartido, el berrinche caprichoso, los abrazos tiernos. Crecemos en medio del aprendizaje, del asombro diario, de las enseñanzas debidas. A su vez le guiñamos el ojo a la picardía, a los momentos rebeldes, a las bromas y las malas palabras.
Es cuando nos hacemos la imagen de nuestros padres, la que recordaremos por siempre. El cariño de los abuelos, la paciencia de los primos, los sentimientos encontrados con los maestros.
Son los instantes de sonrisas pícaras y cómplices, la inocencia sin barniz, la alegría sin maquillaje.
Es la mariposa que abandona el capullo y echa a volar.
Ser adolescente no es fácil. Una época de torbellinos constantes, de cambios e ilusiones, de futuro y pasado, de amor y de odio. Queremos dejar de ser niños y pensar como mayores, nos avergüenzan los diminutivos pero los reclamamos cuando ya no se escuchan.
Se añora mucho, pero siempre en silencio. El horizonte se transforma. Nuestros ojos aprenden a mirar nuevos ángulos. La noche se nos hace más atractiva, quedan atrás los temores. La luna invita a conocerla y ya no tanto a odiarla. Los horarios son nuestros como así también muchas decisiones.
Escalamos montañas para creernos dueños de ella. Lo sabemos todo y a la vez nada. Discutimos, chocamos, peleamos. Creemos aprender. Creemos tener fuerza. Somos coraje y acción. Somos diversión y desilusión. Somos ilusiones y sueños.
Conocemos el amor y también el sexo opuesto. El aroma del odio y los celos. El deseo y el rechazo.
Es el pájaro que abandona el nido pero que aún desconoce a los demás predadores que merodean el cielo.
Ser adulto no es fácil. El mundo troca los instantes en horas, las ideas en responsabilidades, los sentimientos en familia. El eje se rompe, se parte, deja de ser uno. El horizonte alguna vez lejano, nos atropella sin pedir permiso, irrumpe en nuestro cuerpo, alma, espíritu.
El dinero se convierte en religión. La paranoia en razón. Se sobrevive para vivir. Se vive para subsistir. El círculo se torna vicioso y fuera del mismo queda la felicidad, envuelta ahora en celofán en algún baúl de recuerdos de antaño.
Los caminos nos alejan del que fuimos y nos acercan a otro ser, que quizá en algún momento llegamos a odiar. Las sensaciones nos agobian, nos quitan el aire y varias veces nos empujan hacia una cornisa. Obstinados, volvemos a la senda y retomamos el camino. Una y otra vez.
Somos padres, somos tíos, somos hijos mayores, somos empleados, somos emprendedores, somos nada, somos algo, somos oficialistas, somos opositores, somos histeria y represión, somos suicidas y valientes, mendigos y laburadores, chantas y coimeadores, aburridos y divertidos, diligenciosos y perezosos.
Fuertes y rencorosos, dejamos atrás al niño, al joven y nos convertimos en viejos. Y nada tiene vuelta atrás. Una vez volando, cualquier rifle nos puede bajar. Presas fáciles del destino, aguardamos la noche para dormir.
Ser anciano no es fácil. Los ríos de arrugas surcan la memoria, traicionando la consciencia. La inseguridad y la impotencia se vuelven moneda corriente, lo mismo que el andar lento, la mirada perdida y el deseo de alcanzar el final del recorrido antes que se ponga el sol.
El frío se convierte en enemigo, el invierno en cruel verdugo. Se van los recuerdos, uno a uno, como traicionándonos. Se van los amigos, uno a uno, como olvidándonos. Nos embarga la soledad, nos acosan los años, nos envuelven los dolores.
Somos achaques y quejidos, rezongos y maldiciones, olvidos y malentendidos. Dar un paso es un mundo, el bastón un amigo. Ya la calle se añora, al resguardo del techo conocido. Huyendo del planeta puerta afuera, encerrado como topo en madriguera. A salvo de una sociedad que crece y nos deja en el desamparo. Que nos evita, nos desprotege, nos abandona como mueble viejo.
Ya olvidamos el aire, el remontar vuelo se ha vuelto una utopía. Quizá el último instante sea en forma de alma surcando el cielo; quizá exista un paraíso o un nuevo comienzo, otra vez como capullo.
O quizá no. Y aquí termina todo.
Carlitos
-
Con once años son otros los horrores, efectivamente.
Jugar a las escondidas se podría considerar casi normal una tarde de
primavera; jugar en grupo, en la...
Hace 3 semanas
6 comentarios:
Felicidades por un texto bien escrito, certero en el análisis y completo en todos los sentidos. Vivir, que por otro lado es maravilloso, no es en absoluto fácil. Somos una contradicción continua y has sabido reflejarlo en cada etapa...
Me gusta el final, hay para todos los gustos y creencias, al menos te quedas con la pregunta en la mente para responderla con reflexión.
Particularmente creo que el " polvo vuelve a la tierra, como era, y el espíritu vuelve a Dios que lo dio".
Y otra nueva vida empezará donde no hay "llanto ni dolor"...creo que a eso se le llama Esperanza...(hay una novela increíble con ese título...
Abrazos!!!!
ufff de fácil no tenía nada este juego de vivir, algunos intentaron advertírnoslo y otros miraron para otro lado, pero aquí estamos al fin no?
Es genial la fuerza y esperanza que pese a todo desparrama este texto!
un abrazo!
Uh, ¡cómo me habría gustado poder y saber escribir algo como esto!
Es para poner en una hoja de manual y hacérselo leer a los chicos de primaria y secundario.
Porque trae lo que ES y lo que uno no quiere SER.
Extraordinario.
Me quedo -entre todo- con esta frasecita tan genial:
"la inocencia sin barniz, la alegría sin maquillaje".
Qué cierto es esto, cuando uno es niño no hay tanta hipocresía.
¿Vieron cuando la gente en una fiesta "parece" estar disfrutando,bailando riendo...pero uno ve que no lo están?.
Creo que ese es el "barníz", ese es el "maquillaje".
Ya está,Neto, ¡no escribas más!jejeje.
Tu profunda prosa es ya un Abismo insondable,che.
Doña Tinta (gracias por el sutil marketing en la última oración jaja) es que somos contradictorios y cambiantes y está bien, nada nos ata a ser siempre iguales, es la vida la que nos lleva, pero siempre hay ciertas conductas o lineamientos donde todos transitamos por igual. Gracias otra vez. Saludos!!!
Dieguito, más que esperanza, advertencia jaja. Son etapas, es difícil escribir de ellas sin haber vividos algunas, pero es lo que uno imagina. Como sabrás, apenas si viví la primera jaja. Un abrazo!
Don Felipe, ud dice que es para tanto? Mire que es todo "supuesto", pobres chicos, ya de pequeños le ponemos eso en un manual y se asustan jaja. Un abrazo!! Y gracias!
Netito, planteás en este texto, con la maestría de siempre,la gran incógnita de nuestra existencia...
Nadie tiene la respuesta.
Y sin embargo, cuánto quisiéramos que no termine aquí, y punto.
Cuánto quisiéramos que todo esos avatares que describís con detalle, no sean en vano.
Nadie ha regresado para contarlo.
Ya cada uno irá revelando la verdad, en el momento que le sea fijado.
Magnífico post.
Abrazo inmenso Netuzz.
SIL
Un texto inmenso, Neto,pintando los matices de la incertidumbre que solemos tratar de ignorar a veces por un rato.
Muy bien tratado, con el respeto, el humor y la altura que las letras merecen.
Abrazo enorme.
Publicar un comentario