Su voz, áspera como el asfalto, cortó el aire en dos. Más que una orden, aquello era una sentencia. Un relámpago en la tormenta, un puñal atravesando la carne. El cuidador se asustó, retrocedió aterrado. Había olvidado ya la negativa de segundos antes, al decirle “no puede pasar” a ese extraño. Trastabillando corrió hacia la puerta y le permitió el paso. Vio la ancha espalda avanzar por el camino, rodeado de lápidas y cruces. Aquel monstruo de sobretodo se alejaba al fin. Con un solo grito le había hecho cagar el calzoncillo y mearse hasta los pies. Y sin embargo, más que aquel exhorto, le extrañó el ramo de flores en la mano y que al pasar a su lado, le viera una lágrima caer. ¿Qué era lo que había aullado? Ah, sí: ¡Dejame ver al Negro, la puta que te parió!
Microcuento para el certamen homenaje al Negro Fontanarrosa de la web "Cuentos y más", publicado en el diario "Tiempo Argentino", con motivo del cuarto anivesario del fallecimiento del gran artista rosarino.
Carlitos
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Con once años son otros los horrores, efectivamente.
Jugar a las escondidas se podría considerar casi normal una tarde de
primavera; jugar en grupo, en la...
Hace 4 semanas
6 comentarios:
Este Boogie...
Genial el cuento,che.Ya te lo conocía, de esa publicación, pero está bueno recordarlo.
Está muy bueno !!!
Creo que se puede trasladar a todo personaje, que le debe gratitud eterna a quién lo creó, por encima de las características con las que fuer pergeñado.
Beso grande
SIL
me sobró una erre =)
Gracias Felipe! Contanos como la pasaste en la Biblioteca!!!!
Doña Sil, si, siempre y cuando sea un personaje mal llevado como este jaja. Muchas gracias Sil.
(tengo aquí la erre, después la mando por mail)
Grande Netoogie El Aceitoso! jeje que gran homenaje!
abrazos!
Muy bueno, pero le confieso que lo leí dos veces.
Un abrazo
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