miércoles, 29 de octubre de 2014

Tropezón

Caminaba Ricardito ausente del entorno, con sus pensamientos arremolinados y enfrascados en la vecina nueva del barrio. Cazaba mariposas, diría su abuela. Estaba en babia, su madre. El destino de tal comportamiento no podía ser otro. Baldosa rota y tropezón. Caída y lamento. La vecina nueva del barrio mirando justo por la ventana de su casa y su carcajada llegando a oídos de Ricardito.
Ahora camina mirando el piso, un poco de vergüenza, otro poco para no tropezar de nuevo, pero por otras calles, lejos de la vecina nueva. Es que le sigue doliendo, a pesar que no lo admite. Y no el golpe, sino las risotadas. Esas que no hieren por fuera, pero matan por dentro.

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