viernes, 8 de mayo de 2009

La deuda

Dieciocho años le llevó a Evaristo cobrarse la deuda de don Manuel. Fue un préstamo de dinero, buena pasta. Don Manuel había sido papá: Margarita. Su mujer, Carmen, quería una cuna nueva, ropa y una habitación para la niña.
No tenían un mal pasar económico, aunque lo que traía Don Manuel a su hogar como conserje de hotel no alcanzaba para todo. Pero Carmen insistió.
Ante el pedido de su mujer, no le quedó más remedio. Don Manuel había hecho cálculos y estimaba que en un año, habría devuelto todo el dinero. Recurrió entonces a Evaristo.
Recibió el dinero, compró la cuna, ropa y contrató a dos albañiles para edificar una habitación más. La misma estuvo terminada en un mes y medio.
Sin embargo, no iba a ser un buen año. El hotel al poco tiempo se declaró en quiebra y el dinero que pudo rescatar lo guardó para mantener a su familia. Apenas alcanzó para cuatro meses, el tiempo exacto que le demandó conseguir un nuevo empleo, como portero de un edificio.
La paga no era buena, pero el pan podía llegar a la mesa. Carmen buscó también trabajo, pero su tamaño enorme y su habilidad inexistente para tarea alguna la privaron de tener suerte. Don Manuel se fue ingeniando con el tiempo para conseguir dinero. Portero, luego jardinero, en un breve lapso pintor, también carpintero.
Sus habilidades camaleónicas permitieron la subsistencia, pero era consciente que le debía mucho dinero a Evaristo, que de manera religiosa, lo visitaba todos los meses.
Los años fueron pasando y la deuda seguía en pié. Una tarde de agosto, Evaristo golpeó la puerta como de costumbre. Salió Manuel presuroso, buscando las palabras adecuadas. Pero se topó en la puerta con su acreedor, de la mano de Margarita.
- Don Manuel, debo informarle que nuestra deuda ya no tiene lugar. Me he enamorado de su Margarita y hemos decidido irnos de la ciudad juntos. La cuidaré como a una hija.
No le dio tiempo a nada. Don Manuel quedó pensativo, buscando una excusa para cuando Carmen le preguntara por Margarita.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

en fin, el tipo se cobro la deuda de la mejor manera posible, si pagaramos todo con dosis de amor o enamoramientos seguro que nos iria mucho mejor, no?
abrazos don neto!
se sabe algo del correcordones? no estará involucrado con el robo de la guitarra del oso?....

Anónimo dijo...

a por cierto, viste que llegué primero? jejeje me estoy poniendo al día con toda la producción de este pasado mes, entro el oso, osval y vos me van a quemar las pestañas!!!
jajajaja

SIL dijo...

No me parece mala tu idea del pago en especie....
Justo después del desayuno me estaba por poner a organizar vencimientos .jajjaa

Definitivamente Margarita saldó el monto con intereses y todo.

Buenísimo!
BESOS SALDADOS.

Taller Literario Kapasulino dijo...

INCREIBLE! Muy bueno el final!!!! Mira vos como pagaron la deuda!... y bueno, en definitiva, las cosas eran para Margarita.

Esta bueno, porque es dintinto a los relatos que vos soles escribir, o por lo menos a lo ultimo que estoy leyendo de vos.
Asi que es lindo conocer otras facetas.
Saluditos!

Netomancia dijo...

Don Diego, si si, veo que ha llegado primero. No, aún no hay novedades, pero se viene el nuevo informe del Oso en cualquier momento.
Doña Sil, ojo con esos vencimientos, no vaya a ser que le pidan intereses. Gracias por estar siempre atenta a los nuevos relatos!
Carla, gracias por el comentario! Y si, no todo tiene que estar salpicado con sangre jaja. Y eso que no leíste los cuentos deportivos que tengo hechos y menos, la novelita para niños. Juro que no hay sangre!

el oso dijo...

Alamiércole... me ausento unos días y se llenó el balde. Aguante que voy leyendo.
Para mí que el Evaristo vio que venía interesante la Margarita y ya planeó cobrárse deshojándola.
Cuando me despierte comentaré más interesante y evitaré, por supuesto, el "bellísimo" que le cabe a este post para no seguir abalinándome.
¿Le doy envidia si le digo que estuve charlando con el maestro Peter?

Netomancia dijo...

Con el gran, único, inimitable Peter Capussoto???? Qué hijo de...!!!
Envidia si, pero sana.