El huevo rodó por la mesada de granito hasta el borde mismo. Luego quedó a merced de la gravedad. Cayó sin prisa. No iba muy lejos.
Se estrelló contra el piso, quebrando la fragilidad de su cáscara, desparramando clara y yema por doquier.
Tras el crash doloroso, el silencio póstumo de una cocina vacía. Ni siquiera la presencia de la desatenta ama de casa para limpiar los rastros del crimen.
El suicidio se había perpetrado. Y nadie había podido impedirlo.
Carlitos
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Con once años son otros los horrores, efectivamente.
Jugar a las escondidas se podría considerar casi normal una tarde de
primavera; jugar en grupo, en la...
Hace 3 semanas
6 comentarios:
El suicido le costó un huevo, dicen por acá...
Me encanta la contundencia de sus relatos breves, don Neto.
Jajajaja, ¡qué comentario a tono el anterior!
Mirá las cosas que me pierdo por escaparle a la cocina...
¡Salud!
Nina
hola muchas gracias por visitarme y el coment, entonces todos corremos el riesgo de ese pobre huevo, saludos.
cuando el relato es preciso, cuando la bala atraviesa la mente del lector, no cabe duda que uno está leyendo las letras del inigualable neto!
pues si nadie pudo impedirlo es que le llego su hora. Aunque por huevos no se pudo impedir je.(el que lo narra no lo impidio je)
Besos y amor
je
ME ENCANTÓ.
PASO POR ALTO EL COMENTARIO DE DON OSO.(TE QUIERO, DON OSO)
ME ENCANTÓ.
ME REITERO.
UN BESO.
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