sábado, 21 de febrero de 2009

Qué hacer en Villa si cae un ángel


Frío, mucho frío en Villa.

Qué otra cosa que hacer que tomar mate en lo de Fernando. Te paso a buscar, bueno, dale, avisale a tal o a cual, mi vieja me deja, bueno otra vez, no vengan tarde. Mateamos un rato, guitarreamos, nos reímos, qué más. Calle 14 de Febrero es cruzar la travesía puntana, ni un alma. Luces a lo lejos y se hace de noche y el frío pasmoso de una helada memorable. En el calor de lo de Fernando ya corren los amargos, los chistes, tal vez un truco de punta y hacha.

Pero llegó Oscar, que nunca pasa de largo: -Che, cagamos, encontré un viejo ahí en la plaza, está cagado de frío, se va a morir, ¿qué mierda hacemos?

Qué mierda hacemos, buena pregunta... En primer lugar, se pudrió todo... Que por qué cargarse en la conciencia al viejo, que ya lo van a ayudar, que nuestros padres nos matan si llevamos al viejo a casa, que alguien tiene que hacer algo, que qué hacemos, qué mierda hacemos.

Bueno, vamos, realmente apenado por mí y un poco por el viejito, algo hay que hacer. Con el jeep de Raúl, al bar de Riberas, que tome algo caliente mientras pensamos.

Se llamaba Ángel, cómo olvidarlo, y contó su historia, que no debo reproducir. Sólo indicar que esperaba que algún pariente lo recibiese en su casa, cosa que no sucedió. Canas, rostro cansado, un poco bebido. Bajito o demasiado encorvado. Quién sabe si tenía ochenta o apenas sesenta con el tren de los años y lo sufrido pasándole por encima una y otra vez. Un poco de barba y unos ojos claros que agradecen sin decir otra palabra que retazos de una dolorosa historia entrecortada por sollozos.

Las caras en el bar indicaban sin margen de error que nuestro tiempo allí se agotaba, con la paciencia de los parroquianos.

Enseguida la brillante idea: en la iglesia lo van a amparar (si encima se llama Ángel...). Pero toda brillante idea en Villa sufre avatares de esa clase de magia de la frustración perenne...

Inexpugnable. Las altas fachadas, las lejanas puertas, los inexistentes accesos de la parroquia del centro frustraban todo asedio, por más que acometimos con los puños crispados la puerta lateral de chapa que da al patio del cura, que quizás estaba agradeciendo al Señor su predilección por los pobres de espíritu.

- Listo, acá no hay nada que hacer, vamos a Fátima.

Iglesia de barrio, más accesible, menos celestial.

¡Vamos todavía, sale alguien! Cariacontecido, el cura abría y cerraba los ojos como bostezos enormes. Algo así como no, muchachos, te imaginás que vos los albergás y después, como en todos lados, se te llena de borrachines y no los sacás más... (y eso que se llama Ángel), -mientras la puerta se iba entornando- y bueno, vean qué hacen, pero acá, no; no puedo y... (un bla, bla, apagándose...)

Mucho frío en Villa, demasiado para un ángel que no encuentra lugar en la casa de Dios.

- Se van a la mierda, yo tengo unos mangos, juntemos algo más, llevémoslo a un hotel o un residencial, para que pase la noche, mañana veremos...

Tras oscuras mirillas, seguro, decidían presentar cerrado a los tres pibes con el viejito a cuestas. Todo ya duerme o quiere dormir (y eso que traemos a un Ángel). Ni dios ni césar para el ángel caído en nuestras manos...

Entonces, Raúl, que era el más lúcido, propuso llevarlo a alguna construcción que lo ampare y hacer una junta de frazadas de nuestras camas, abrigarlo para pasar la noche y que sea lo que Dios quiera para el angelito llorón. Lamentamos luego que no se nos haya ocurrido el hospital, aunque sea la sala de espera...

Un rápido asalto a nuestras casas, una respuesta al estilo de me llevo dos o tres frazadas para un viejito muerto de frío a la pregunta de los padres y basta de explicaciones que podían arruinar el modesto saqueo familiar (aunque lleváramos a un Ángel). Mientras, el viejito cabeceaba por efecto del cansancio, del frío, del alcohol y del traqueteo que llevaba.

Ahí, donde está la agencia de autos de 14 de Febrero y Brown, se alzaban las paredes que anunciaban la construcción que iba a ser, materiales, todo sin revocar y un pequeño sector, baño tal vez, con techo.

Un lugar horrible, oscuro, solitario, y frío, muy frío como un templo vacío. Acomodamos el manterío como pudimos y al ángel arrebujado en él. Quién lagrimeaba más no importa; quién sabe si el angelito no se sintió bien allí, si casi no pudo pronunciar nada al dormirse.

Nos fuimos, levantando los puños al cielo, mordiéndonos los labios (y eso que arropamos a un Ángel), escupiendo el encono fútil de la impotencia de quien no ha logrado aburguesarse aún.

Los ángeles son así, dicen. Se comportan como quieren, hechos de luz divina. Éste era el más rastrero, de veras un ángel caído, un ángel pisoteado, oprobio de los encumbrados.

Cuando el sol ya calentaba las paredes, alguno fue, fuimos, a ver al ángel temiendo hallar su cadáver, pero el ángel no estaba, ni una pluma.

El nudo en mi garganta se desató en llanto, mientras en dos templos de la ciudad, hombres de negro se vestían de blanco para oficiar, pulcros, una nueva ceremonia religiosa (como si nunca un ángel hubiese golpeado a sus puertas).

8 comentarios:

Anónimo dijo...

oso querido, me quedo sin aliento con estas historias tan cercanas, tan tristemente cotidianas.
estoy seguro que de pasar un ángel por villa (o donde sea) no se molestaría en golpear las puertas de algún templo, son ángeles pero no boludos, y creo que a esta altura del partido ellos y nosotros sabemos quienes son los que hacen algo por los demás, y quienes son los que creemos aún en el ser humano; los demás se visten de negro, verde o azul y nunca jamás se molestarán en escuchar quién golpea sus puertas...
abrazos oso!!!

Anónimo dijo...

Profe... Primero quería agradecerte por la pasada por el blog kapasulino y por tus comentarios... Con respecto a tu entrada yo creo que a pesar de todo no hay que dejar de creer que existe gente como esos chicos!hay gente que cree, hay gente que lucha, hay gente que le interesa la vida... todavía le interesa... al resto lo dejamos.
Saludos... una ex alumna...

Netomancia dijo...

Claro, puntería, justo en Villa ir a la iglesia... tres cuadras más y lo dejaban en mi casa.
Fuera de broma, esos portazos u oídos sordos pesan lo mismo que aquel que se cruza de calle al ver venir un mendigo o minusválido, el que niega unas monedas al que quiere comer o el que ignora que la pobreza es lo que nos domina.

Maria Susana dijo...

Seguramente los verdaderos ángeles son esos chicos ,que lindo saber que anden sueltos y por villa. Claro mientras no se les ocurra meterse a curas...muy bueno el blog

sinnombre dijo...

Hola, pasando a saludar y tambien para invitarte a que pases y veas mi blog a ver si encuentras algo de tu agrado y si te gusta intercambiemos enlaces, una suerte de fucionar dendritas o algo asi diria yo,je.
Saludos y hasta la proxima.

lanochedemedianoche dijo...

Ese ángel les agradeció el tiempo empleado en buscarle un refugio para mitigar el frio, ese ángel sabe bien que las personas que lo ayudaron en esos momentos pusieron su corazón, la vida nos da muchas cosas buenas, y cuando hay corazón y grandeza de espíritu ningún ángel se olvidara jamás, bello relato, muy actual de mucho sentimiento, gracias por pasar por mi casita.

Besos

Don Belce dijo...

Yo viví una historia similar, pero con distinto final.
También conozco una persona que en la provincia de córdoba mendigaba, junto a su mujer y con un hijo a cuestas, debió tomar la difícil decisión de dejarlos en un hospital, y seguir sólo, tratando de sobrevivir. Llegó a un convento a pedir ayuda, comida, asilo y le cerraron la puerta en la cara, aún hoy recuerda la frase que sobrevoló y acompañó a su soledad durante largos días, "... que Dios te ayude hijo..."
Un abrazo amigo Oso

Anónimo dijo...

Oso, palabra a palabra viví lo que vas relatando, y ese es el verdadero logro de un escritor, alcanzar que quien lo lee y que lo viva mientras se incrusta alma y vida en lo que está leyendo, y despacito lo cree, lo toma, lo hace propio, lo sangra, así sentí este relato tuyo, creo que conozco a ese ángel, no importa si es el viejito flaco y enjuto de ojos claros, suelo pensar que todos los ángeles son el mismo ángel, aparentan diferente pero....
Una cosa es bien loca, y es que la Iglesia permanezca cerrada, yo no soy afecta ni mucho menos a visitarla, pero recuerdo hace una década tal vez, un domingo a mediodía atravesé la tremebunda puerta y apenas intenté acomodarme vino alguien presuroso a decirme ( amí y a otro hombre que estaba rezando) que teniamos que irnos porque cerraba!!! y si che... ta jodido ser ángel y caer por esta zona ...
Fabuloso trabajo el tuyo
Un abrazo