miércoles, 12 de agosto de 2009

Inexplicable

Sentía un deseo incontrolable de robarle a ese niño, el de campera verde, el autito que llevaba en la mano. Pero la madre estaba cerca. Lo vigilaba de vez en cuando. Aunque charlaba con una amiga, a tres bancos de distancia.
La plaza no estaba muy llena. Algunos chicos en las hamacas, una nena paseando un perro y una parejita besándose bajo un árbol. Y la tarde se presentaba tranquila. No como para complicársela haciendo semejante cosa.
Pero tenía unas ganas. No lo podía negar. Es que le recordaba a un autito que una vez tuvo, tiempo atrás. Lo traía a esa misma la plaza todas las tardes. Caminaba entonces con su mamá tomados de la mano, haciendo equilibrio sobre el cordón de la vereda, claro que solo cuando no pasaban vehículos por la calle. Tomaban la cortada, la que está a pocas calles de la plaza. Le gustaba ir por ahí porque había en su momento una heladería y si hacía calor, mamá le compraba uno de pistacho y crema del cielo.
Siempre traía el autito, hasta que un día un muchacho pasó corriendo a su lado y se lo robó. Sería la venganza perfecta. "Ma' sí" se dijo "yo se lo robo".
Casi como impulsado por un cohete salió disparado desde el banco de plaza en el que estaba sentado. Pasó al lado del niño y estiró la mano. El niño giró el rostro y encontró en él su propio rostro. Cayó al piso, asustado. Miró a la madre del niño sentada a tres bancos de donde estaba y vio a la suya.
Espantado retrocedió, pero ya no estaba el niño ni la madre ni la amiga. Solo quedaba una plaza vacía, sin colores ni juegos y el sabor de un recuerdo ingrato carcomiéndole la boca.
Transpirando y repleto de angustia, despertó. El autito verde que le habían robado de niño, lo miraba inerte desde la ventana abierta que daba a la calle.

12 comentarios:

Harold Diaz dijo...

Excelente relato!

Saludos!

SIL dijo...

Dios, me ha recordado la angustia inexplicable de alguien que conozco, a quién le robaron la infancia...
Será que son heridas que no cierran, y siempre nos mirarán inertes desde la ventana abierta?
Great, Hermanito, una vez más.

Taller Literario Kapasulino dijo...

waw Neto! Este es un cuento excelente... me asustó el final...

Anónimo dijo...

a la pipetúa! me chacho en diez! jeje que susto el del final! jeje si es que lo iba leyendo y hasta casi lo commprendía al pobre pibe, quién no soño con robarse el juguete de sus sueños? auqnue nunca cometíamos ese crimen, siempre lo añorábamos, claro está, que la justicia se hace presente siempre de alguna manera extraña, ya sea en nuestro propio reflejo en el espejo, o en la cara de otro niño...
genial Neto!
un abrazo!

leoriginaldisaster dijo...

No se si el relato llevara algun mensage oculto.. pero me has echo entender de alguna manera que si se roba a alguien siempre sera alguien como tu... y no gusta eso...

precioso relato:)
un saludo

Anónimo dijo...

la niñez, los jueguetes y los sueños.. cuánto de Neto Burton en estos relatos. Me encantan!

Abrazos!

Anónimo dijo...

ja, Neto Burton! que buen apodo!!!
jejeje

Ana dijo...

Excelente relato.
Siempre que robamos, aunque sea una mirada, nos estamos robando a nosotros mismos.
PAZ

Anónimo dijo...

El comentaria anterior lo hice yo pero desde otra cuenta

Kutxi dijo...

Brillante.

Abrazo grande.

Kutxi.

Netomancia dijo...

Harold, muchas gracias!

Doña Sil, vaya a saber uno que nos mira por la ventana, pero le aseguro que nunca es algo bueno. Gracias!

Carla, gracias! Saludos!

Dieguito, siempre sospeché que me querías robar los cds de Anathema, pero no te dije nada jajaja. Gracias por el comentario!

Leo, me gusta tu reflexión. Un abrazo.

Meli, flor de apodo jaja. Mil gracias.

Dieguito bis, escondele el vino a Meli.

Luis, al robar, perdemos algo que es nuestro: los valores. Por lo tanto, nos robamos a nosotros mismos. Un abrazo.

Kutxi, muchas gracias!

el oso dijo...

Si habré sentido ese deseo...
Todavía me duelen ciertos chiches que no tuve. Y otros que tuve cuando había quienes jugaban con cualquier cosa. En la niñez aprendemos que las diferencias nos hacen felices y desgraciados por partes iguales y que labramos nuestra personalidad con las pequeñas decisiones que vamos tomando.
Excelente Neto.